miércoles, noviembre 19, 2008

Obama: El Primer Presidente de Color de los Estados Unidos

La Noticia:
Los números de la encuesta de salida National Election, basados en entrevistas con votantes muestran que Mr. Obama tuvo éxito en movilizar a sus simpatizantes clave… Mr. Obama ganó 95% del voto negro, comparado con solo 4% de McCain… Un grupo que Mr. McCain mantuvo fueron los cristianos evangélicos, quienes conforman aproximadamente una cuarta parte del electorado… Este grupo votó 3 a 1 por los Republicanos a pesar de los esfuerzos de Mr. Obama por alcanzar a los grupos religiosos… (news.bbc.co.uk)

Comentario:
Los blancos por mucho tiempo menospreciaron, no solo a los afroamericanos, sino a otros grupos étnicos como los nativo-americanos o los hispanos, sin embargo los tiempos cambian y si bien no se puede decir que el factor racial fue el que determinó el triunfo de Obama, tampoco puede descartarse como elemento clave. Algunos blancos votaron por él quizás sólo para demostrar que no existe racismo (aunque si así hubiera sido, eso probaría lo opuesto) y la votación de los afroamericanos fue abrumadora a favor de Obama. Obviamente no se pueden minimizar otros factores que afectaron adversamente a los Republicanos como la crisis financiera y la guerra en Irak, pero pocos dudan que el color fue importante.

En cualquier caso no deja de ser sorprendente, considerada la historia, que exista un hombre de color en la Presidencia del país más poderoso del mundo. Hace apenas 40 años Martin Luther King pronunciaba un discurso en que visualizaba la coexistencia de los hombres de color hombro a hombro con la mayoría blanca. Obama representa la destrucción definitiva del mito de la superioridad del hombre blanco.

Llegó Obama al poder en un tiempo en que Luther King hubiera probablemente alcanzado a presenciar de no haber sido asesinado. Pero, ¿estaría un verdadero creyente como Martín Luther King feliz de ver a Obama como presidente?

Recordemos que Obama ha mostrado predisposición a favorecer el aborto y el homosexualismo, entre otras tendencias liberales. Luther King era un hombre de color, pero también un ministro bautista. ¿Qué hubiera pesado más en su ánimo? ¿El color de la piel o sus principios religiosos?

El muda los tiempos y las edades; quita reyes, y pone reyes; da la sabiduría a los sabios, y la ciencia a los entendidos (Daniel 2:21).

Debemos, por supuesto, entender que es Dios quien permite a los hombres llegar al poder. Obama está ahí porque Dios lo está permitiendo. ¿Por qué? Es difícil conjeturar los motivos de Dios, pero quizás como una especie de retribución por la forma de vida del pueblo americano. Un pueblo que tiene a Dios en su moneda, pero que ya ha impedido las oraciones en las escuelas. Un pueblo que jura sobre la Biblia, pero que ya permitió que se jure también sobre el Corán. Un pueblo con grandes predicadores y misioneros, pero que ya se ha abierto a prácticas esotéricas y otras prácticas paganas. En pocas palabras, Dios está permitiendo que llegue un presidente acorde a su estilo actual de vida, acorde a lo que hoy pide la mayoría de la gente.

¿Quiénes votaron por Obama? ¿Quiénes lo pidieron como gobernante? El 54% de los católicos, el 45% de los protestantes (luteranos, anglicanos, calvinistas) y el 24% de los cristianos evangélicos.

Lo que dice la Biblia:
Y le dijeron: He aquí tú has envejecido, y tus hijos no andan en tus caminos; por tanto, constitúyenos ahora un rey que nos juzgue, como tienen todas las naciones. Pero no agradó a Samuel esta palabra que dijeron: Danos un rey que nos juzgue. Y Samuel oró a Dios. Y dijo Dios a Samuel: Oye la voz del pueblo en todo lo que te digan; porque no te han desechado a ti, sino a mí me han desechado, para que no reine sobre ellos (1Samuel 8:5-7).

La buena noticia es que Dios puede tocar el corazón de Obama para hacer lo bueno. La Biblia tiene varios ejemplos de gobernantes que estaban apartados de Dios, pero en un momento clave escucharon su mensaje y cambiaron su actitud: El Rey de Babilonia Nabucodonosor (Daniel 2:46-47), El Rey de Persia Ciro (2 Crónicas 36:23), el Rey de Nínive (Jonás 3:5-9)… Si ellos escucharon la Palabra de Dios, todo gobernante podría hacerlo.

Obama se proclamó como líder del cambio, oremos porque los cambios se den en la dirección donde reside el verdadero bienestar del pueblo.

jueves, noviembre 13, 2008

Ahorro

Un centavo ahorrado es un centavo ganado,
Benjamín Franklin

Pocos pueden negar la gran verdad encerrada en esta frase de Benjamín Franklin, pero quizá muchos prefieran ignorarla, no escucharla o descartarla con argumentos del tipo: “Un centavo no me hará ni más pobre ni más rico,” “Franklin no tenía mis gastos,” “Sus hijos no comían como los míos,” etc. Antes, de que se autosugestione que no puede ahorrar, revisemos la definición.

Según el diccionario de la Real Academia Española, ahorro es…
1) Guardar dinero como previsión para necesidades futuras.
2) Evitar un gasto o consumo mayor.
3) Dar libertad al esclavo o prisionero.

Y en contraste, despilfarro es…
1. Gasto excesivo y superfluo.

Estamos manteniendo una acepción que se antoja anticuada para quien lee el diccionario, pero que enfatiza enormemente las características del ahorro: Dar libertad al esclavo o prisionero. Se podría argumentar que ese significado es obsoleto y sin aplicación hoy en día, pero reflexionemos otra vez. ¿No nos convertimos acaso en prisioneros de las deudas cuando gastamos más de lo debido? ¿No sudamos y nos estresamos cuando se acerca la fecha límite de pago de la tarjeta de crédito, de los almacenes, del banco? Hay quien espera para salir por la mañana hasta que el vecino se aleja para no encontrarse con él porque le debe dinero. Ciertamente es una forma de esclavitud de la que el ahorro podría liberarnos.

El ahorro se refiere entonces a la administración adecuada de los recursos, ganados con diligencia, cuidando lo que poseemos y gastando con mesura. Todo comienza con el trabajo, ya que sin ingresos, no existe nada que se pueda ahorrar (claro que si usted es de los que heredaron una fortuna y no necesita trabajar, salte este párrafo y continúe leyendo en el siguiente). Mira la hormiga, perezoso, observa sus caminos y sé sabio: Ella, sin tener capitán, gobernador ni señor, prepara en el verano su comida, recoge en el tiempo de la siega su sustento (Proverbios 6:6-8). El trabajo es una bendición y no una maldición como algunas personas, quizás tratando de parecer simpáticos, insisten. De hecho, se trabajaba en el paraíso. Mire lo que dice Génesis inmediatamente después de la creación del jardín del Edén y del hombre: Tomó, pues, Dios al hombre y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo cuidara (Génesis 2:15). Al salir del Edén cambiaron las condiciones y había que ganar el pan con el “sudor del rostro” (Génesis 3:19), pero lo malo no era el trabajo, sino el entorno que ya no era un jardín y que estaríamos en medio de personas alejadas de Dios. Cuidemos diligentemente nuestro trabajo.

Una vez ganado el pan con el sudor de la frente, debemos economizar con regularidad. El fin del ahorro no es acumular riquezas, sino preservar los recursos para fines prioritarios (comprar una casa, un auto, pagar la universidad de nuestros hijos), planeados o no (debemos tener dinero disponible en caso de una enfermedad, de una emergencia, etc.)

Y debemos gastar con mesura. Aquí conviene evaluar toda compra significativa, frenarse para no comprar por impulso (quizás lo más difícil, sobre todo cuando pasamos nuestros fines de semana en los centros comerciales en lugar de ir de día de campo) y estar conscientes del valor real de los productos para evitar sorpresas y/o abusos.

Ahorrar es difícil en estos tiempos en que prácticamente nos ruegan que aceptemos tarjetas de crédito bancarias y de diversos almacenes, en que existen cajeros automáticos en cada tienda, en que nos muestran catálogos nuestros vecinos, amigos y aún en los aviones, en que por TV sólo necesitamos marcar un número telefónico, o que por Internet sólo tenemos que dar un clic en el ratón. Si además, ahorrar no ofrece una recompensa inmediata como la ofrece la compra, de verdad que se requiere fe para no perder de vista las ventajas del ahorro. Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. (Hebreos 11:1) Y la fe es una de esas virtudes que escasean hoy en día.

Cuando vayamos de compras deberíamos tener presente la diferencia entre hambre y apetito. El hambre se satisface cuando comemos, el apetito no. Lo mismo ocurre cuando evaluamos comprar lo necesario y lo deseado. Cuando compramos lo que necesitamos, quedamos satisfechos, cuando compramos lo que deseamos, nuestros deseos se incrementan y se desea algo de mayor precio o calidad. ¿Podremos deslindar lo necesario de lo deseado?

Conviene entonces decidir qué vamos a comprar antes de ir de compras para evitar que nuestros deseos nos tiendan una trampa. Debemos evitar a toda costa comprar por impulso y sobre todo resistir esas ventas bajo presión (“¡Gran oferta, pero sólo hoy!”, “12 meses sin intereses”, etc.) Si no tiene real necesidad de lo que está en oferta, sólo presionará su presupuesto.

Lo que dice la Biblia:
Tesoro precioso y aceite hay en la casa del sabio; más el hombre insensato todo lo disipa (Proverbios 21:20).

Esta cita habla claramente del ahorro. Los créditos fáciles hacen que la gente viva al borde del precipicio, con los nervios alterados. Sea sabio: ¡ahorre!

miércoles, noviembre 05, 2008

Cumple 113 Años el Hombre más Longevo del Mundo

La Noticia:
El japonés Tomoji Tanabe, el hombre más longevo del planeta, cumplió 113 años en su casa en el sur de Japón, donde aseguró que "se encuentra bien y feliz"… "Me encuentro bien. Como mucho", indicó a la prensa extranjera en su casa, a 900 kilómetros al sur de Tokio… Tanabe, reconocido por el Libro de los Guinness de los Records Mundiales, come sobre todo vegetales y cree que la clave para vivir mucho tiempo es no beber alcohol… La población japonesa está entre las más longevas del mundo. En total, 36 mil 276 personas superan la edad de 100 años en la actualidad, indicó un informe del gobierno publicado la semana pasada… Las mujeres japonesas encabezan desde hace 23 años el índice de longevidad, mientras que en el caso de los hombres la mayoría de los más viejos se encuentran en Islandia y Hong Kong… (reforma.com)

Comentario:
Yo sé que no se puede establecer una relación de causa-efecto con uno, o unos pocos casos, pero me encanta la declaración de este japonés sobre lo que piensa acerca de que la clave para vivir muchos años es no beber alcohol. Aunque sea complicado demostrarlo científicamente, ¿no valdría la pena arriesgarse a vivir unos años más dejando la bebida?

(Autor: Haz tu trabajo. ¿Cómo suena mejor? “… ¿no valdría la pena arriesgarse a vivir unos años más dejando la bebida?” o “… ¿no valdría la pena arriesgarse a dejar la bebida para vivir unos años más?”)
(Editor: Ninguna de las dos. Hay que evitar las expresiones en negativo. Confunden.)
(Autor: Suena elegante y mis lectores han demostrado no confundirse.)
(Editor: Si son “tus” lectores, están confundidos por definición.)
(Autor: ¿Quién es el negativo?)

Lo que sí parece ser cierto, pocos se atreverán a negarlo, es la existencia de una asociación entre el número de años de vida y la disciplina en la vida diaria. Una buena alimentación (vegetales sin alcohol, dice la noticia), ejercicio, poco estrés y risa (digo yo) y una relación personal con Dios (dice la Biblia), parecen ser los elementos de una larga vida.

Era Moisés de edad de ciento veinte años cuando murió; sus ojos nunca se oscurecieron, ni perdió su vigor. (Deuteronomio 34:7)

Moisés fue de las pocas personas en la Biblia que tuvo una relación cercana con Dios y vivió al límite. Sus ciento veinte años fue la edad máxima que Dios decretó cuando la maldad apareció en la tierra. Antes del diluvio encontramos edades sorprendentes: Adán vivió 930 años (Génesis 5:5), su hijo Set vivió 912 años (Génesis 5:8), etc. El récord en la Biblia lo tiene Matusalén que vivió 969 años (Génesis 5:27). Ante eso el récord Guinness de 113 del japonés, palidece.

Lo que dice la Biblia:
Y dijo Dios: No contenderá mi espíritu con el hombre para siempre, porque ciertamente él es carne; más serán sus días ciento veinte años. (Gen 6:3)

Esto aconteció un poco antes del diluvio (ya Noé había nacido), cuando Dios percibió que la maldad del hombre aumentaba y decidió acabar con él, salvando sólo a Noé y su familia. Es de notar que Noé vivió 950 años (Génesis 9:29), o sea que Dios no hizo retroactiva ni inmediata la regla de los ciento veinte años, ya que las siguientes generaciones fueron viviendo progresivamente menos, 500, 400, 300 años, hasta llegar a los 175 de Abraham, los 147 de Jacob y los 120 de Moisés.

Si en la actualidad no llegamos a los 120, no es porque no se pueda, sino por el abuso que hacemos de nuestros cuerpos, la maldad que existe en la tierra (que provoca violencia y homicidios) y las enfermedades. No es el momento para aventurar teorías acerca del origen de las enfermedades, ni del porqué algunas personas que buscan a Dios sinceramente no sanan, pero debería quedar claro que una relación cercana con Dios, o trae sanidad a una persona, o trae la fuerza y la comprensión necesarias para vivir en plenitud los años que resten en esta tierra. Está en Dios otorgar la sanidad y librarnos de la maldad. Está en nosotros ser disciplinados y administrar con moderación nuestros cuerpos.

Buscar a Dios debería ser el propósito último en nuestras vidas, vivir una larga vida puede ser un efecto colateral positivo.