Lo
que dice la Biblia:
Luego
le puso otra vez las manos sobre sus ojos, y le hizo que mirase; y fue sano, y
vio de lejos y claramente a todos (Marcos 8:25,
RV2000)
Quizás recuerde la historia: Cuando
Jesús estaba en Betsaida le llevaron a un ciego… “tomando la mano del ciego, le
sacó fuera de la aldea; y escupiendo en sus ojos, y poniéndole las manos
encima, le preguntó si veía algo. Y [él] mirando, dijo: Veo los hombres, pues
veo que andan como árboles. Luego le puso otra vez las manos sobre sus ojos, y
le hizo que mirase; y fue sano, y vio de lejos y claramente a todos” (Marcos
8:23-25). Jesús usó un método poco…, digámoslo así, llamativo: escupir en los
ojos. Y no fue la única vez. Leemos en Juan 9:6 que también restableció la
vista a un ciego con su saliva, aunque en esa ocasión hizo un lodo con ella.
A primera vista podría parecer
preocupante que en el caso del ciego de Marcos 8:23, Jesús haya necesitado un
segundo intento. Si la primera vez el ciego veía a los hombres como árboles,
algo no estaba bien. ¿Jesús se equivocó en el primer intento? ¿O quería que
aprendiéramos algo de este episodio? Me inclino por esta última opción.