La Noticia:
Los Palestinos
estarán solicitando muy pronto tener membresía completa en las Naciones Unidas…
(bbc.co.uk)
Comentario:
Parece que los Palestinos están cansados de esperar una
negociación exitosa bilateral con Israel sobre el tema y están tratando, con la
solicitud de membresía completa, forzar a los demás países a tomar partido
respecto al principal conflicto en el Medio Oriente y, de ser favorable el voto
a ellos (lo que parece bastante probable), presionar a Israel a firmar un
tratado de fronteras entre los dos países. Palestina considera que si las
Naciones Unidas la adoptan como país independiente, a Israel no le quedará más
remedio que aceptarlo, o ir en contra de la opinión pública mundial.
Pero, ¿es así de fácil lograr el estatus de país? Por
difícil que sea convencer a los países a votar de una u otra manera, ¿sólo un
día de votación separa a Palestina de ser un país? Hace pocas semanas fuimos
testigos del nacimiento de Sudán del Sur, ¿por qué no permitir también, en este
caso, que las mayorías manden? El punto es que en este caso, la situación no es
tan sencilla. Analicemos algunos aspectos del conflicto, sobre todo repasando
algo de la historia del mismo. No se apuren, no me voy a remontar a los tiempos
bíblicos, por más que la historia sea fascinante, sino a mediados del siglo
pasado.
Comencemos por recordar que el propio Israel nació en las
Naciones Unidas luego de la segunda guerra mundial. Con la simpatía de los
países del mundo luego del holocausto que aniquiló a seis millones de judíos,
se votó la creación del estado de Israel en zonas ocupadas en ese entonces por
los palestinos. Muchos de ellos fueron desplazados y muchos más emigraron a
otros países a consecuencia de la violencia desatada por la resistencia
palestina, a lo que ellos consideraban, la ocupación judía. La historia dicta
que Israel salió victoriosa de todos los conflictos (tenía un aliado poderoso
en Estados Unidos, sin contar que el propio Jehová estaba de su parte) y
controló Cisjordania y la Franja de Gaza, territorios a los que limitó la
presencia de los palestinos.
La Organización para la Liberación de Palestina (OLP) surgió
como último recurso de lucha para evitar que Israel borrara el concepto de un
territorio palestino. La OLP usó tácticas de guerrilla ante un enemigo más
poderoso y pronto logró cierto reconocimiento internacional. En 1993, la OLP
finalmente reconoció a Israel como estado (antes de esa fecha, desde su
perspectiva, sólo era un usurpador de tierras, por más que la ONU hubiera
votado el derecho a su existencia) y en correspondencia, Israel cedió a la OLP
el derecho de autogobernarse en Cisjordania y Gaza. Parecía el principio de la
paz, pero pronto se vio que no toda la población palestina respaldaba el
acuerdo y continuaron los incidentes de violencia.
La situación actual es que, si bien Israel cede cierta
autonomía a los palestinos, mantiene poder militar para controlar las fronteras
y accesos entre Gaza, Israel y Cisjordania. ¿Por qué no cede completamente el
control y permite el nacimiento de Palestina como país? El problema principal
está en Jerusalén. Ambos, palestinos y judíos, claman que Jerusalén debe ser su
capital. Cisjordania comienza en la mitad oriental de Jerusalén. Esto es, la
ciudad está partida en dos. Los judíos claman que Jerusalén es mencionada
profusamente en la Biblia, en tanto que no es mencionada en el Corán, por lo
que deberían tener derecho a ella. Los palestinos, respaldados por el mundo
musulmán, tienen en Jerusalén la tercera mezquita más importante (luego de las
de Mecca y Medina) de su religión, por lo que el libre acceso es vital.
Y cuando la religión entra en juego, las negociaciones
políticas pasan a segundo término. Israel se va a negar a otorgar su voto a
favor de una nación Palestina e incluso los Estados Unidos, aliado natural de
Israel, usaría su poder de veto en el Consejo de Seguridad de las Naciones
Unidas, para impedirlo. La mayoría de las naciones parecen respaldar a los
palestinos, así sea sólo por respaldar al débil, pero quizás no estén
percibiendo que este conflicto tiene el potencial de provocar una tercera
guerra mundial.
¿Muy exagerado? No. Israel tiene aliados fuertes (sin
incluir a Dios), pero los palestinos tienen a todos los países musulmanes de su
parte, los cuales cubren la mayor parte de África, todo el Medio Oriente (con
excepción de Israel) y buena parte de Asia. Y quizás, en un futuro no muy
lejano, los musulmanes serán mayoría en algunos países europeos. Para empezar,
el 10% de la población francesa hoy en día es musulmana y la tasa de natalidad
musulmana sobrepasa en mucho a la de los blancos franceses.
Pronto será inevitable que todos los países tomen partido:
Israel o Palestina. O quizás sea más preciso decir: Israel o el Islam. México
aún no se pronuncia, pero no podrá evitar el tener que hacerlo. Una abstención
es como votar en contra de los dos, porque envía una señal que les dice a
ambos: “no me interesas como para respaldarte”.
No es un voto sencillo, sino que tal vez sea un voto para
dilucidar un conflicto que inició en la vida del patriarca Abraham y al que
nadie ha logrado proponer una fórmula de solución aceptada por ambas partes.
Lo que dice la
Biblia:
Pero Jehová había
dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a
la tierra que te mostraré. Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y
engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y
a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de
la tierra (Génesis 12:1-3).