jueves, diciembre 07, 2006

Piden Perdón a Joven Plagiado

La Noticia
Publicada en reforma.com

Piden perdón a joven plagiado por error… Los secuestradores dejaron una nota que decía: 'Discúlpanos, nos equivocamos de persona'… Por "equivocación" de los secuestradores, un joven fue privado de su libertad por más de 12 horas, hasta que sus captores decidieron abandonarlo frente al domicilio de sus familiares en Iztapalapa, tras corroborar que no era la persona que pretendían raptar.

Comentario
Ocurre en las mejores familias (me refiero a las equivocaciones, aunque también aplica a los secuestros) y es de caballeros disculparse. La noticia es extraordinaria, porque no esperaríamos de alguien que tiene la sangre fría y los suficientes malos sentimientos como para cometer un secuestro, el ofrecer una disculpa.

Me imagino (no han sido capturados los autores) a los secuestradores como aquellos dos delincuentes que aparecieron en la película de los 101 dálmatas. ¿Los recuerda? Aquellos cuyo coeficiente intelectual estaba por debajo del de los cachorros de dálmata. Me imagino a su jefe, el equivalente masculino de Cruela Devil (soy incapaz de imaginarme a una mujer como la líder de una banda de secuestradores), dándoles instrucciones precisas de a quién secuestrar: “¡Pongan atención! Tú 'chueco' (un buen apodo tiene que ir en concordancia con la personalidad) manejas. Tú 'taras' (para los que no hablan español del México profundo, el apodo representaría a alguien con dificultades para realizar operaciones matemáticas más complicadas que la suma de dos dígitos) te fijas cuando llegue el susodicho…”, “¿Así se llama?”, “No seas… (es típico que los delincuentes usen lenguaje profano, otro día platicamos cómo dicho lenguaje ha invadido otros círculos, pero igual me niego a reproducirlo), es una forma de hablar de nosotros los cultos”, “¡Ah, órale!”, “Y ya, váyanse o no van a llegar a tiempo. ¡Cuidadito y la riegan!”

Ya solos, el 'chueco' y el 'taras' intentan localizar a su víctima. “¡Ahí va, acelera!”, “No inventes, ese joven trae los pantalones todos rotos, ¡qué rescate pueden dar!,” “¡No seas burro! (esta expresión sí libró la censura) Así es la moda. No es pobre, es 'ponc'”, “¡Ah, órale! ¿Y el suéter todo gastado y los tenis 'Niki' rotos, también?”, “Yo no se de moda. ¡Tú acelera!”

Después del típico chirrido de llantas, la amenaza, la mordaza y la huida, resurgen las dudas: “Dirás que es moda 'taras', pero este no se parece mucho al de la foto”, “Pero estaba donde nos dijo el jefe”, “A ver, pregúntale cómo se llama”, “¿Cómo te llamas?”, “¡Mmhhgh!”, “Quítale el trapo de la boca primero”, “No, porque grita”, “Pero así no te puede contestar”, “¡Ah, órale!”, “Amenázalo para que le de miedo si grita”, “Si gritas te llevamos a la policía”, “No seas bruto (pasó también), eso nos da miedo a nosotros, no a él”, “¡Ah, órale!”

Al percatarse que efectivamente se equivocaron: “¿Qué hacemos 'chueco'? El jefe se va a prender”, “No, pues hay que regresarlo, que no vea donde está la guarida”, “Está bien, ¿dónde lo dejamos? Dice que ni para el camión trae”, “Pregúntale dónde vive.”

Y así lo dejaron frente al domicilio de sus familiares, con todo y nota de disculpa.

Y ya en serio, esto nos hace reflexionar acerca de que los delincuentes tienen una vida, corazón y sentimientos. Seguramente hay mil razones que los hacen delinquir: problemas económicos, alcohol, drogas, medio ambiente de violencia, etc., pero dentro de todos y cada uno, existe el potencial para ser buenos (más profundo en unos que otros, pero aún la semilla más pequeña puede crecer hasta convertirse en un árbol).

El Versículo
No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor.
(Romanos 12:19)

Pocas cosas son más aterradoras en esta vida que ser las víctimas de un secuestro (quizá el ser padres del secuestrado) y en los últimos tiempos, según las noticias, los secuestros ya no se limitan a las clases ricas de la sociedad, sino que podemos ver gente de clase media, e incluso de bajos recursos, padeciendo este mal. He leído de casos en que los rescates han sido de menos de mil dólares. Es algo que no debería existir, algo que nadie merece vivir y es deprimente el sólo tratar de ponerse a imaginarlo. Por eso tendemos a condenar a los perpetradores, a desear venganza y a maldecirlos a muerte. Sin embargo recordemos que Dios dijo “Mía es la venganza y la retribución.” (Deuteronomio 32:35)

No se queden sólo con el versículo, lean el párrafo completo de Romanos 12:14-21. Es de lo más complicado de hacer en esta vida: perdonar a nuestros enemigos. “¡Ah, órale!”

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