viernes, octubre 12, 2007

Tenacidad

“Los ganadores nunca se rinden, y los que se rinden, nunca ganan,” Thomas Jackson.

Si bien la frase anterior parece evidente y lógica, muchas veces fallamos cuando intentamos extraerla del dominio del mundo deportivo y llevarla a casa. Después de todo, no tenemos competencias desarrollándose en nuestro hogar (no nos referimos por supuesto a una competencia boxística entre los niños por ver quién se queda con la última rebanada del pastel). ¿No tenemos acaso metas que perseguir en nuestra vida personal o familiar? ¿No tenemos una visión por nuestra iglesia, sociedad, ciudad, o país? Títulos universitarios, negocio propio, casa propia, organizar el patio, educar a los hijos, escribir un libro, bajar de peso, reorganizar los hábitos alimenticios, correr un maratón, hacer ejercicio, leer la Biblia, leer un libro por mes, servir en la iglesia, etc.

La palabra tenacidad proviene del latín tenax, cuyo significado es asirse o prenderse de algo. Podemos reconocer que posee la misma raíz que la palabra tenazas, la herramienta que nos auxilia a tirar o tomar de algo si requerimos cambiarlo de sitio o removerlo. Entonces la tenacidad implica asirse a una meta, voluntariamente ignorar las distracciones, enfocándose en hacer lo correcto y permanecer fiel a la tarea que nos conducirá a dicha meta.

Quien posee tenacidad muestra con su accionar que no se soltará (posee una fuerte resistencia), que seguirá avanzando rumbo a la meta (posee una fuerte dirección), que no se desanimará (posee una fuerte motivación), que no admite distracciones (posee un fuerte enfoque) y que es capaz de superar aún los más fuertes obstáculos con creatividad (posee una mente fuerte). No nos espantemos con la repetición de la palabra fuerte, porque no estamos hablando en el plano físico (del mundo deportivo), sino del plano espiritual y moral, donde los músculos se miden y desarrollan en forma diferente.

Resistencia
Después de la Segunda Guerra Mundial, Winston Churchill pronunció un famoso y quizás el más corto de los discursos políticos (prueba de que el exceso de palabras no garantiza sustancia) ante los estudiantes de una universidad: “Jóvenes caballeros, nunca se rindan. Nunca se rindan. Nunca. Nunca. Nunca”.

Thomas Carlyle, el autor del siglo XIX de la obra clásica sobre la Revolución Francesa, aún sin haber escuchado a Churchill, demostró esa extraordinaria tenacidad. Carlyle había tardado años en completar el primer tomo de su obra (recordemos que en aquellos años no existían ni las fotocopias, ni las computadoras) cuando entregó el manuscrito original al editor que lo iba a revisar. Por un descuido, el ama de llaves del editor quemó el manuscrito pensando que era basura. Carlyle hubiera tenido derecho a desesperarse y a abandonar el proyecto. Sin embargo escribió: “No abandonaré el juego mientras tenga la facultad para seguir jugando. Es como si mi maestro invisible de la escuela cuando le mostré mi libro, lo hubiera roto diciéndome: ‘No, muchacho. Debes escribirlo mejor’. ¿Qué puedo yo, tristemente, hacer sino obedecer –obedecer y pensar que fue lo mejor?”.

Admirable reacción. Carlyle comenzó de nuevo y luego de años adicionales de esfuerzo, terminó sus dos volúmenes sobre la Revolución Francesa. Pensemos en este ejemplo cuando a nuestro alrededor escuchamos frases tales como “ya me cansé”, “ya me aburrí”, “me rindo”, “no se puede terminar”, y demás por el estilo.

Mucha gente se entusiasma con una idea o proyecto, pero son pocas las que mantienen su resolución cuando aparecen los primeros contratiempos. Y podemos estar seguros que estos aparecerán, si el proyecto vale la pena (pocas veces surgirán problemas en proyectos pequeños).

Dirección
Tenacidad es dedicarse a una causa, ideal o proyecto. Algo que valga la pena. No se trata de descartar actividades menores como reorganizar el escritorio, pero no se requiere realmente de tenacidad, sino algo de trabajo y disciplina para ello. La tenacidad es requerida para lograr una meta a la que se dediquen semanas, meses o años de constante enfoque, energía y recursos. Si se le va a dedicar tanto, debe ser una meta importante. Para esto necesitamos de cierta sabiduría. La sabiduría es “ver situaciones desde una perspectiva que trasciende a las circunstancias actuales y responder a ellas”.

Algunas cosas parecen importantes de momento, pero cuando hacemos el esfuerzo de percibir nuestra situación y la de nuestra familia a corto, mediano y largo plazo, nos damos cuenta que quizá no valen tanto la pena. Por otro lado, cosas que ameritan nuestra dedicación, por las presiones del momento las hacemos a un lado. Debemos pues hacer una pausa en nuestras vidas y preguntarnos con seriedad ¿cuáles son las metas dignas de perseguir realmente?

Motivación
Las metas están íntimamente ligadas con la motivación. Para muchos, lograr la meta planteada es la fuerza de motivación para no desmayar por el camino. Para otros, estos dos elementos son independientes y consideran que para lograr un objetivo, hay que ejercer disciplina y auto-dominio. Pablo lo explica en la Biblia usando la analogía de un deporte típico, mencionando tanto el premio: la corona incorruptible, como la manera: disciplina.

¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible. Así que yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire; sino que golpeo mi cuerpo y lo pongo en servidumbre, no sea que, habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado. (1 Corintios 9:24-27)

Enfoque
Una vez seleccionada la meta, la tenacidad se concentra en ella y minimiza cualquier distracción hasta conseguirla. ¿De dónde salen las distracciones? Pueden ser problemas externos (presiones económicas, ausencia de tiempo, personas negativas, etc.) o pueden ser internas (nuevas ideas, tentaciones, cambio de humor, etc.). En el ejemplo anterior de Carlyle, fue claramente un evento externo el que destruyó su manuscrito y puso a prueba su tenacidad.

Sin embargo son quizás los obstáculos internos los más difíciles de vencer, aquellos que usualmente nos ponemos nosotros mismos. Por ejemplo, una persona tratando de perder peso, no desecha las golosinas que guarda en su escritorio y en la alacena, o el estudiante que requiere estudiar para el examen del día siguiente y que enciende la televisión o el radio “sólo” para tenerlos como fondo. La tenacidad es ir más allá de la decisión y agresivamente quitar del camino cualquier distracción que nos impida alcanzar el éxito.

Mente
No basta tener clara la meta, enfocarse y tener resistencia si persistimos en implementar estrategias equivocadas. La tenacidad también requiere creatividad. Debemos estar dispuestos a abandonar métodos inútiles y buscar nuevos cuando vemos que aquellos no nos acercan a la meta. De otra forma, la tenacidad se convierte en obstinación.

Supongamos que nuestra meta es reducir de peso y nos recomendaron cierta dieta. Luego de un par de semanas de seguir dicha dieta, no se detectan cambios en los registros de la báscula. Aún así continuamos por semanas sin lograr avances. Quizás es el momento de reconsiderar la dieta, o incluir dosis de ejercicio. Pero no se trataría de cambiar la dieta cada semana.

La tenacidad inteligente está lista a considerar nuevos perspectivas cuando se enfrenta a situaciones complejas o de falta de resultados, pero no debe estar muy apurada en hacer ajustes sólo porque uno se sienta frustrado frente a un problema. Paciencia y sabiduría deben ir de la mano de la tenacidad.

Premio
Reiteramos que no se trata de un evento deportivo en que sólo un equipo o una persona triunfan. Todos podemos desarrollar la fuerza necesaria para convertirnos en triunfadores y alcanzar las metas personales que nos propusimos. Y si sentimos que nos faltan fuerzas recordemos que… Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. (Efesios 6:10)

6 comentarios:

Rebeca Alvarez dijo...

Es sumamente interesante, no tenia ni idea de la complejidad del significado de esta palabra, con tanto poder y profundidad. A partir de ahora mi oración tendrá una petición de tenacidad para mi vida a Dios.

Unknown dijo...

Cuanta razon tiene Rebeca, para mi el haber
leído este articulo ha traído a mi vida ministerial una confirmación de lo que Dios
me mando a ser. En un sueno textualmente
me dijo "debes ser tenaz" y eso fue el Miércoles pasado, el Jueves encontré el articuló. !gracias! !Dios te bendiga!

Unknown dijo...

Cuanta razon tiene Rebeca, para mi el haber
leído este articulo ha traído a mi vida ministerial una confirmación de lo que Dios
me mando a ser. En un sueno textualmente
me dijo "debes ser tenaz" y eso fue el Miércoles pasado, el Jueves encontré el articuló. !gracias! !Dios te bendiga!

Ricardo Delgado dijo...

Estoy predicando cualidades de Carácter de nuestro Señor Jesucristo y considere el de Tenacidad, la información que escribes es de mucha edificación y me ayuda para el mensaje. ¡¡¡Gracias!!!!

@oropeza dijo...

Justamente anoche a las 3:00 am me desperte con esta palabra en mente: La tenacidad de Dios , ahora comprendo que debo aprender

Carlos Alberto Moreno H. dijo...

Dentro de los muchos dones con que el creador nos ha dotado, existen: La Felicidad, La Tenacidad,El Amor y La Paz, lo que sucede es que andamos buscando esos resultados por fuera de nuestro ser y conlleva a que nos fijemos en algunos prójimos, pero si nos dedicamos a encontrar (no a buscar) en nuestro interior, vamos a hallar o conseguir los tesoros invaluables, que tenemos cada uno de nosotros, de manera que si quieres encontrar resultados, debes buscar por dentro, esos tesoros nos los dio el Creador.