Lo que dice la Biblia:
Si le dejamos
así, todos creerán en él; y vendrán los romanos, y destruirán nuestro lugar
santo y nuestra nación (Juan 11:48).
Tal vez recuerde el episodio.
Jesús estaba haciendo muchas señales, la gente estaba volcándose tras él y esto
preocupó a los judíos en las altas esferas del “poder.” Ciertamente la nación
judía estaba bajo el control del Imperio Romano, pero aun así, los patriarcas
gozaban de ciertos privilegios que no querían perder. “Así que,
desde aquel día acordaron matarle.” (Juan 11:53) Fue la conclusión de ellos. No
les importó la vida de Jesús, ni tampoco les importó si la gente obtenía más
beneficios aprendiendo de él y recibiendo milagros de él. Lo que les importó
para tomar su decisión, era que los romanos podrían cambiar las cosas y que
ellos seguramente perderían su posición.
Antes de criticar duramente a
los líderes judíos, piense un momento si no caemos en lo mismo hoy en día. No
se escandalice, sino reflexione. ¿Acaso no “matamos” a Jesús cuando lo dejamos
en el olvido en nuestras decisiones diarias, cuando actuamos como si él no
existiera? Matamos a Jesús cuando no nos atrevemos a cambiar nuestras vidas
basados en sus enseñanzas, cuando preferimos seguir la corriente del mundo
porque así son las cosas, cuando vemos programas de televisión y películas vulgares
que “todos” ven para poder tener conversación, cuando nos enteramos de los
últimos chismes de los famosos porque los compañeros los comentan, cuando bebemos
cerveza o vino para convivir con el jefe o los amigos…
Deseamos mantener los
beneficios al dejar las cosas como están, sin pensar, primero en lo que sufre
Jesús al ver nuestra actitud y segundo, en la gente de nuestro alrededor que
sin Jesús, está condenada a una vida de pobreza espiritual y muerte eterna.
Sólo pensamos en nuestra comodidad y privilegios.
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