De acuerdo con el diccionario, disciplina es igual a:
1 Doctrina; regla de enseñanza impuesta por un maestro a sus discípulos.
2 Asignatura.
3 Conjunto de reglas para mantener el orden y la subordinación entre los miembros de un cuerpo.
4 Observancia de estas reglas
5 Azote, generalmente de cáñamo, con varios ramales.
No sé si les ocurra a ustedes, pero ocasionalmente la definición del diccionario me confunde más que aclarar una idea (quizá porque existen muchas ideas falsamente preconcebidas). Este es un caso donde la multiplicidad de posibles definiciones complica la situación. Por ejemplo:
Cuando comenzó el semestre, en una de mis disciplinas, indiqué la disciplina y como no hubo disciplina, estuve tentado en usar la disciplina.
¿Se entiende? Para su beneficio, aquí está la traducción:
Cuando comenzó el semestre, en una de mis asignaturas (acepción de disciplina número 2), indiqué las reglas a seguir por los alumnos (1) y como no hubo observancia de dichas reglas (4), estuve tentado en azotarlos (5).
¡Esto sí es español!
Antes que me ataquen los defensores del diccionario de la lengua española, por cierto que usé el diccionario Vox (vaya nombre para quien está tratando de usar bien la lengua española), debo decir que este no es el motivo del artículo, sino la disciplina. Y me voy a centrar en la acepción número 3 del diccionario: (conjunto de reglas para mantener el orden y la subordinación entre los miembros de un cuerpo). Creo que esto aplica en varias áreas.
Salón de clases
Ustedes saben que un profesor (mi profesión) debe mantener la disciplina en el salón de clases. En teoría es sencillo. Se indican las reglas al inicio del semestre, los alumnos las aceptan (el primer día de clases en general no se oponen a nada, después pelean hasta por el color del pizarrón) y el semestre transcurre en paz y obediencia sumisas. ¿Suena conocido? Espero que a los demás profesores del mundo les ocurra. En mi caso, quizá por mi naturaleza bondadosa y expresión de mansedumbre (Editor: Yo usaría otra palabra en lugar de mansedumbre, pero para mantener la clasificación del Blog, lo evitaré), debo desquitar el salario convenciendo a los alumnos que las reglas no se cambian a lo largo del semestre, que tal regla sí está en el reglamento, que así no se interpreta tal otra regla, etc. Por ejemplo, este semestre implementé una nueva regla: “No se permiten preguntas durante el tiempo de examen” (la pregunta “¿puedo contestar con lápiz?”, ¿se permite?). Esta regla me acarreó cierto desorden (opuesto a la definición de disciplina) durante el primer examen porque muchos alumnos buscaron hacer preguntas de todo tipo (“¿puedo preguntar por qué no puedo preguntar?”).
La enseñanza que obtuve es que, aparte de que los alumnos son muy creativos para preguntar, la disciplina no es algo nato en la naturaleza humana. El orden y la subordinación deben ser forzados en cierta medida a ser adoptados.
Cuerpo
Si esto es así, ¿qué ocurre con la disciplina corporal? ¿Es nato el comer saludable, el hacer ejercicio, el levantarse temprano, el no ver televisión, el no fumar y el no beber?
Si eres de los que ante una mesa repleta de alimentos selecciona (en forma natural, no forzada) pepinos, apio y zanahorias crudas por sobre gorditas de chicharrón, sopes con chorizo o tostadas de tinga con abundante crema y queso, entonces mi hipótesis puede ser refutada (aunque siempre podría alegar anormalidad en la muestra).
Para levantarse temprano a correr (5K al menos), desayunarse avena con leche y frutas, comer ensaladas y carne magra y cenar queso cottage con pan integral, se requiere una férrea fuerza de voluntad. Además, hoy en día los controles remotos hacen muy sencillo el encender la tele y con el pretexto de “tengo que ver las noticias”, nos quedamos en sintonía hasta altas horas de la noche viendo programas deportivos, telenovelas, películas, comedias o incluso programas culturales. ¿Tenemos suficiente disciplina para no tomar el control remoto?
No fumar y no beber, aunque no explícitamente prohibidos en la Biblia (“Jesús bebía vino”, “una copa al día es hasta saludable”, “el vino alarga la vida”, “lo importante es que no se suba”, etc.), es una prueba de disciplina para todos los que una vez estuvieron presos por alguno de estos vicios. ¿Tenemos disciplina para alejarnos de la tentación de fumar y beber? Ciertamente que Dios nos ayudó a librarnos del vicio o nos puede ayudar (dado el caso) a abandonarlo, pero está en nosotros no frecuentar los sitios “peligrosos” donde está la tentación, rechazar invitaciones a reuniones donde abunda el vino, etc.
Familia
Los hijos también deben estar disciplinados. Existen reglas en el hogar que deben cumplirse. ¿Tus hijos son pequeños?: “No tienes postre hasta que no termines tus chícharos con espinacas”, “Están muy buenos”, “Si yo no como es porque a ti te hacen más falta y yo tengo que terminar el chicharrón que sobró de ayer”. ¿Tus hijos son adolescentes?: “Tienes que regresar a las nueve”, “Cuando yo era joven viajaba en camión”, “¡Esa película es C-24!”. ¿No tienes hijos?: De lo que te estás perdiendo.
¿Cómo podemos pensar que podemos disciplinar a nuestros estudiantes en el salón de clases, subordinados en la empresa, fieles en el ministerio, etc., cuando nunca pudimos disciplinar a nuestros propios hijos en el hogar?
Relación con Dios
Dejé al final lo más importante. ¿Tenemos disciplina para hablar con Dios (orar) cada día? ¿Nuestra Biblia está empolvada? ¿Sabía que para leer la Biblia en un año, hay que leer entre 4 y 5 capítulos diarios? ¿Quiénes de los que se propusieron leer la Biblia en un año en enero, aún mantienen su plan en agosto?
Habría más respuestas positivas si preguntara entre los creyentes (hacia diciembre): “¿quién se quedó sin orar más de 30 días durante este año?”, que si preguntara: “¿quién se quedó sin comer un día durante este año?” Y por el estilo la lectura de la Palabra. No fallamos en sentarnos a comer 3 veces al día, pero pasamos días sin abrir nuestra Biblia.
Esta podría ser la disciplina más importante de todas, porque si la logramos, tendremos fuerzas adicionales para lograr las anteriores.
Lo que dice la Biblia:
Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que por medio de ella han sido ejercitados. (Hebreos 12:11)
A reserva de no confundir las acepciones del diccionario, la disciplina es vital en nuestras vidas. No estaría de más meditar cómo podríamos aferrarnos más a ella. ¡Disciplinémonos para disciplinarnos!
4 comentarios:
Gracias por el artículo. Soy un docente en búsqueda de informaciones sobre la disciplina como primer valor de trabajo en las aulas dominicanas. Sus ideas me han servido de mucho.
Eligio Peña.
Gracias por el artículo. Soy un docente en búsqueda de informaciones sobre la disciplina como primer valor de trabajo en las aulas dominicanas. Sus ideas me han servido de mucho.
Eligio Peña.
creo que me volvere lector asiduo de este blog. al leer el primero no pude evitar seguir buscando mas.
Muy buena la enseñanza y explicación, Dios nuestro siga dando sabiduría e inteligencia para compartir
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