La Noticia:
Cuatro meses después de que lo dieran por muerto y los médicos estuvieran a punto de extirparle los órganos para donarlos, Zach Dunlap dice que se siente “bastante bien’’… Dunlap fue declarado muerto… en un hospital de Wichita Falls, Texas, después de sufrir un accidente de auto… Su familia aprobó la donación de sus órganos. Pero en momentos que sus familiares se despedían, el hombre que creían muerto movió un pie y una mano… Reaccionó al roce de una navaja sobre la planta del pie y a la presión aplicada con una uña… Después de 48 días en el hospital, le dieron el alta y pudo regresar a su casa, donde continúa su recuperación… “Me siento bastante bien, pero es duro… no tengo paciencia’’, dijo. Dunlap, de 21 años, dijo que no recuerda el accidente… Pero sí recuerda escuchar la voz de los médicos que lo declararon muerto… En conclusión, dijo: “Sólo los buenos mueren jóvenes, por eso no me tocó”… (reforma.com)
Comentario:
“Reaccionó al roce de una navaja sobre la planta del pie…” No es el primer caso de alguien que resucita, aunque quizás el primero que lo hace por tener cosquillas en el pie. Yo no se si la ciencia médica debería incorporar esta técnica como procedimiento para declarar a una persona efectivamente muerta. Al menos yo voy a pedir que me lo apliquen, aunque sólo sea para intentar reírme una última vez.
Ya en serio, supongo que fue una verdadera impresión para sus familiares: el accidente, la noticia de la muerte de Zach, autorizar la donación de órganos y repentinamente, su resurrección. Cada uno de estos aspectos merecería un comentario, pero quiero quedarme con lo que dijo a la prensa. Primero, que escuchó a los médicos declararlo muerto. Si es sincero, eso me hace pensar que su espíritu estaba vivo, en tanto que, si los médicos saben su negocio, su cuerpo estaba muerto. No menciona luces, túneles, ángeles u otros elementos descritos por otras personas que mueren y regresan. Sin embargo, no es tan importante saber cómo va a ser “allá,” sino entender que va a haber un “allá”.
Segundo y que me pareció suficiente para seleccionar la noticia, su declaración acerca de que “sólo los buenos mueren jóvenes, por eso no me tocó”. En otras palabras, no estaba preparado, quizás como una gran mayoría de la gente que utiliza autos o se expone de una u otra forma a un posible accidente. Para la gran mayoría de la gente, sin embargo, lo común es quedarse muerto, no resucitar. Este es un caso en millones. ¿Por qué? Dios tenía quizás algo pensado para Zach, o fue muy afortunado, o recibió una dosis de extra misericordia. Tal vez nunca sepamos el motivo atrás del milagro. Pero si captamos la enseñanza de estar preparados, de hecho su resurrección ya tuvo una razón de ser.
¿Estamos preparados? No se trata de “ser buenos,” como dice Zach, sino de aceptar por fe la redención de Jesús. No sabemos cuándo un accidente automovilístico nos va a tocar y por supuesto, es mejor que no contemos con ser resucitados con cosquillas en el pie. No es lo común. Pongámonos a cuentas con Dios hoy mismo arrepintiéndonos de lo malo que hemos hecho, aceptemos a Jesús como nuestro Señor y Salvador y caminemos en paz.
Lo que dice la Biblia:
Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto? (Juan 11:25-26)
Jesús lo dijo claramente e igualmente clara y directa es su pregunta: “¿Crees esto?”. Así como a Marta en su momento, en tanto estamos vivos, hoy la debemos contestar.
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