De acuerdo al diccionario, flexibilidad es la capacidad para hacer reajustes necesarios, la capacidad para responder al cambio, la disposición para la apertura a nuevas instrucciones y adaptabilidad.
Todo está normalmente en constante cambio. Pocas cosas hay hoy en día que se mantengan constantes y estables por mucho tiempo: condiciones económicas de un país, situación política, tecnología, tipo de entretenimiento, forma de trabajar y hacer negocios, etc. Entonces se trata de ser flexible, de vencer la resistencia al cambio para poder sobrevivir y adaptarse en un mundo tan cambiante.
Si bien los cambios permiten que nuestra vida sea variada, también debemos reconocer que los cambios generalmente son difíciles de aceptar, incluso a nivel físico. Por ejemplo los adolescentes sufren lo que se llaman “dolores del crecimiento,” los jovencitos sufren con sus cambios hormonales, los adultos con achaques de la madurez y los octogenarios con la pérdida de sus habilidades motrices o sensoriales.
(Editor: Danos algo de tu testimonio. ¿Qué habilidad motriz o sensorial (¿o mental?) estás perdiendo?)
(Autor: ¡Yo sólo tengo achaques!)
(Editor: ¿Ya vas en reversa?)
(Autor: Me urge tener un patrocinador para poder contratar a un editor profesional)
Hablando de los cambios en las organizaciones, la mayoría de ellos son impuestos por la autoridad y también tienden a ser difíciles de aceptar. Los empleados que reciben la instrucción: “De ahora en adelante, las cosas se harán así,” tienden a quejarse y a criticar en lugar de aceptar dócilmente la modificación. Son momentos en que los comentarios negativos no se circunscriben exclusivamente a la pertinencia del cambio, sino que incluso se cuestiona a la propia autoridad: “¿Y él (ella) quién se cree que es?”, “Sólo porque es amigo (a) del director,” “No sabe nada, no sé cómo llegó a ese puesto.”
Que alguien en autoridad haya llegado a esa posición sin méritos o con méritos mínimos, no debería ser argumento para oponerse a las disposiciones que dicte. Si tenemos un jefe, por algún motivo será, y si fuera injusto, no nos toca determinarlo a nosotros, sino acatar las instrucciones de la forma más positiva posible. Al jefe le tocará responder por los resultados del cambio.
Muchos cambios son benéficos. De hecho toda mejora requiere de un cambio, si bien, no todo cambio se traduce en una mejora. Pero, por ejemplo, el aprendizaje es una forma de cambio. Crecer también implica cambiar. Así que oponerse a todo cambio en forma sistemática significa estancamiento por definición.
Aún si el cambio no resulta en algo positivo, el ser flexibles nos ayuda a sacar provecho. El gran ajedrecista Raúl Capablanca solía decir que aprendía más de una partida perdida que de cien ganadas. ¿Cómo podemos aplicar la flexibilidad para obtener algo positivo de lo negativo? Primer punto: no debemos quejarnos. Las quejas normalmente tienden a levantar malestar a nuestro alrededor, lo que generalmente conduce a contiendas y rechazo. Segundo y tercer paso: ser humildes y con paciencia, buscar comprender qué salió mal, qué errores se cometieron, o qué se podría alterar para modificar el resultado.
Flexibilidad es también reconocer que no todo va a ir acorde a los planes. Muchas veces existirá algo que los destruirá o alterará y por muy raro que suene, debemos esperar lo inesperado. Una persona flexible sabrá anticipar retrasos en un programa de actividades, entenderá que hay que estar prevenido para gastos inesperados, comprenderá los beneficios de contar con un plan B (alternativo), y además estará preparado para controlar el carácter (aceptando lo inesperado sin alterarse y manejando las situaciones sin derrumbarse). Además se debe aguardar lo inesperado con buen humor, adaptarse a la nueva situación con ánimo y en lo posible disfrutando lo nuevo, en lugar de tratar de enconcharse malhumorado en el status quo.
¿Cuándo es útil ser flexible? En todo momento. La tecnología del día hace difícil mantenerse al día y nos obliga a aprender nuevas habilidades. Las destrucciones naturales y otras tragedias nos presionan para adaptarnos, perdonar y levantar la vista nuevamente. El estrés del cambio amenaza con dañar nuestros organismos. En todas estas situaciones la flexibilidad nos ayudará a mantenernos a flote.
Lo que dice la Biblia:
No os conforméis a este mundo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál es la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. (Romanos 12:2)
Finalmente, el ser flexibles nos ayudará a aceptar la voluntad de Dios en nuestras vidas. ¿Cambió la organización de la iglesia? ¿Cambió nuestra área de servicio? O incluso, ¿nos pide Dios ir de misioneros? Flexibilidad.
1 comentario:
Cuánta necesidad hay en el mundo de conocer la Palabra de Dios.pues no se le debe enseñar al joven métodos anticonceptivos primeramente, sino los mandamientos de Dios, para tener bendición, pues las consecuencias de la fornicación trae desgracia, abandono, muerte, vaciedad, elecciones erróneas...en fin maldición.
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