Lo que Dice la
Biblia:
Jesús
no le respondió palabra. Así que sus discípulos se acercaron a él y le rogaron:
“Despídela, porque viene detrás de nosotros gritando” (Mateo
15:23).
Hay pocas historias de Jesús
tan inquietantes como esta. Quizás la recuerde: En la región de Tiro y Sidón
una mujer cananea le gritaba a Jesús que tuviera compasión de ella porque su
hija estaba endemoniada. La respuesta de Jesús, como leemos en Mateo 15:23, fue…
el silencio. Muchos podemos identificarnos con esta mujer. Hemos visto o hemos
escuchado muchos milagros realizados por Jesús, tanto en el pasado, como en
nuestras vidas diarias. Y cuando tenemos un problema y le pedimos algo…, no
obtenemos respuesta.
“Jesús no le respondió
palabra.” Muchas veces sólo empeora la participación de otras gentes, como en
el caso del versículo, la de los discípulos: “Despídela para que deje de
gritar” (parafraseando). Al parecer, si uno continúa leyendo la historia, a
Jesús no le preocupaba el problema de la mujer y además la estaba discriminando
por su origen, comparándola incluso con un “perro.” Parece una anécdota triste.
Sin embargo terminemos de leer la historia, la mujer insistió, Jesús
alabó su fe y le cumplió su milagro. ¿Cuántos de nosotros no nos quedamos
aturdidos por el silencio y descartamos el insistir, el mostrar nuestra fe y
exhibir humildad? Aprendamos de la persistencia de la mujer cananea de la historia y perseveremos en
la oración. El silencio de Jesús no debe ser un factor que desmotive, sino una
oportunidad para abrir nuestras almas.
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