miércoles, agosto 06, 2014

Progreso

Lo que dice la Biblia:
Sé diligente en estos asuntos; entrégate de lleno a ellos, de modo que todos puedan ver que estás progresando (1 Timoteo 4:15).

En los deportes, cuando alguien destaca, por ejemplo ganando un torneo, es porque se ha entrenado y ha puesto diligencia en su disciplina. Sería por demás raro que alguien que jamás entrena al tenis, pudiera llegar a ser campeón de Wimbledon. Equipos de futbol que no entrenan, son eliminados a las primeras de cambio. Un clavadista olímpico no puede aspirar a una medalla si no ha pasado incontables horas practicando los diferentes tipos de clavados. Por supuesto que además se requiere de cierto grado de habilidad por parte del deportista.

Algo similar apreciamos en la carta a Timoteo. En ella Pablo está conminando a Timoteo a entrenar. Damos por sentado que Timoteo tiene la habilidad básica, en este caso el haber aceptado a Jesús como salvador. Igualmente, al convertirnos en seguidores de Jesús, nosotros contamos con lo fundamental… ¿para qué entonces entrenar?

Porque tenemos que dar testimonio al mundo. Unos versículos antes, Pablo le dice a Timoteo: “Que nadie te menosprecie por ser joven. Al contrario, que los creyentes vean en ti un ejemplo a seguir en la manera de hablar, en la conducta, y en amor, fe y pureza. En tanto que llego, dedícate a la lectura pública de las Escrituras, y a enseñar y animar a los hermanos” (1 Timoteo 4:12-13). Dios nos pide ser ejemplos y nos conmina a leer la Palabra y a enseñar y animar a la gente.

Quizás no podamos llegar a ser medallistas olímpicos, pero podemos entrenar para cumplir con una misión más eterna. Hagamos lo imposible por progresar en el Reino.


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