¡Setenta
son los años que se nos conceden! Algunos incluso llegan a ochenta. Pero hasta
los mejores años se llenan de dolor y de problemas; pronto desaparecen, y
volamos (Salmos 90:10).
No
parece ser el mejor versículo para meditar el día que uno cumple sesenta y…
tantitos años. Pero la muerte es inevitable (en esta tierra al menos) y sin
importar la edad, es conveniente meditar en la brevedad de la vida con
propósito. El autor del Salmo 90, Moisés, así lo hizo. Incluso cuando en su
época la gente vivía un poco más. Matusalén vivió 969 años, pero luego Dios
redujo el tiempo de vida: “Entonces el Señor dijo: «Mi Espíritu no tolerará a
los humanos durante mucho tiempo, porque solo son carne mortal. En el futuro,
la duración de la vida no pasará de ciento veinte años»” (Génesis 6:3). Muy
probablemente el estrés de la vida moderna impide a la mayoría de nosotros
llegar a los 120.
Moisés
sí cumplió los 120 años (Deuteronomio 34:7) y además con buena vista y vigor. De
todas maneras, escribió sobre los años de vida: “Pronto desaparecen y volamos…”
Entonces, debemos entender que la vida es breve. Nótese que no es para
quejarnos, sino para tomarlo como una oportunidad. Oportunidad de conocer a
Dios.
También
David reflexionó sobre ello. El Salmo 39:4-5 dice: «Señor, recuérdame lo breve
que será mi tiempo sobre la tierra. Recuérdame que mis días están contados, ¡y
cuán fugaz es mi vida! La vida que me has dado no es más larga que el ancho de
mi mano. Toda mi vida es apenas un instante para ti; cuando mucho, cada uno de
nosotros es apenas un suspiro»
Al
entender que nuestros días sobre la tierra están contados y que debemos
hacernos un tiempo para contemplar la magnificencia de nuestro Dios, para
establecer una relación con nuestro Señor Jesucristo y para hacer algo por Su
Reino mientras estemos con fuerza y habilidades, pues tiene sentido, mucho
sentido, que entendamos la brevedad de la vida.
¿Qué
está haciendo con su precioso tiempo? ¿Lo importante? ¿Lo realmente importante?
¿O está caminando a ciegas, sin saber a dónde se dirige, ni cuándo llegará a un
destino del cual no tiene idea? Es tiempo de hacer un alto y volver la vista al
cielo.
Tenemos
poco tiempo para acercarnos a Dios. ¿Qué estamos esperando?
1 comentario:
Bendigo mediante la lectura y estudio de la palabra de Dios que el espiritu Santo y la mano poderosa del Jesucristo y su sacrificio alcance con su misericordia a cada hermano o hermana en Cristo somos un cuerpo obreros misioneros en la obra del Señor que continúa en sus manos. Amén
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