Según
la Real Academia, ansiedad es “estado de agitación, inquietud o zozobra del
ánimo.” Si usted es humano, probablemente ha experimentado la ansiedad en
alguna ocasión en su vida, así que la Real Academia sólo formaliza lo que ya
sabemos. Tal vez los niños sean los únicos que se escapen de sentir inquietud.
¿Cuándo hemos visto a un niño preocuparse por las calorías o el colesterol?
¿Cuándo preocuparse por que el refrigerador está vacío o por las cuentas que
llegan por correo? ¡Bendita infancia!
Como
dudo tener niños entre mis “lectores” (Editor:
Me fascina el optimismo del autor. Yo insistí que pusiera “potenciales lectores,”
pero él se negó. La culpa es de él.), revisaremos un versículo de la Biblia
que parece muy apropiado. (Autor: Busco editor no sarcástico, pago en moneda del reino venidero.)
Lo que dice la
Biblia:
No
se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego,
presenten sus peticiones a Dios y denle gracias (Fil 4:6).
Reconocemos que es difícil: “No
inquietarse por nada.” Cuando las cuentas por pagar se acumulan, cuando el
coche está fallando, cuando un miembro de la familia está enfermo, triste o
rebelde, cuando no sale el trabajo que nos encomendaron, etc. ¿No inquietarse?
Muchos de nosotros somos
campeones en preocuparnos. Cuando ya es tarde y no llega uno de nuestros hijos
a la casa, solemos pensar lo peor. O imaginamos que esos dolores de cabeza son
solo el preludio de un tumor maligno, o que la casa que dejamos sola ya fue
asaltada. Pero aquí Pablo nos dice que no nos preocupemos por nada. No dice que
nos vamos a escapar de la muerte o de alguna desgracia. De hecho todos vamos a
fallecer eventualmente. Incluso Pablo estaba en prisión cuando escribió esto.
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