Lo
que dice la Biblia:
Alégrense
siempre en el Señor. Insisto: ¡Alégrense! (Filipenses
4:4)
En más de una ocasión me he sorprendido
quejándome. Por ejemplo, el otro día me quejé de falta de estatura para jugar
al basquetbol como hubiera deseado. Pronto me arrepentí. Estatura o no, muy
probablemente mi vida no hubiera estado centrada en un deporte, y el destacar
en él no habría servido más que para impresionar a algunos amigos los fines de
semana. Así que, ¿qué importancia tienen unos centímetros más o menos?
Lo que sí es importante es reconocer lo
que Dios nos concedió. Si usted carece de imperfecciones físicas y posee completa
salud, tiene que agradecer más a Dios, ¡Aleluya! Lo normal, prácticamente el
caso de la mayoría de las personas, es que tenemos alguna enfermedad o cierta
carencia física. No lo resaltemos o atribuyamos importancia, porque si nos
fijamos bien, es más lo que tenemos que lo que nos falta.
Recordemos que tenemos un cerebro
funcionando con su memoria y dominio propio. Tenemos los sentidos, con todo el
placer que puede llegar a través de ellos. Tenemos la locomoción que nos permite
desplazarnos y movernos a nuestra voluntad. Tenemos un planeta para recorrer,
apreciando sus habitantes y maravillas naturales. Tenemos familiares y amigos
que han surgido por el hecho de vivir en una comunidad. La lista puede seguir y
ser muy específica en cualquiera de los rubros mencionados, pero el punto es
que, a pesar de que a usted y a mí nos falte algo, lo mucho que tenemos debe
ser motivo suficiente para alegrarnos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario