Lo
que dice la Biblia:
Jesús
se volvió y, al ver que lo seguían, les preguntó: -¿Qué buscan? -Rabí, ¿dónde
te hospedas? (Rabí significa: Maestro.)
(Juan 1:38).
Quizás recuerde el pasaje. Dos
discípulos de Juan estaban con él, cuando pasó cerca Jesús. Juan lo reconoció y
le dijo a sus discípulos: “¡Aquí tienen al Cordero de Dios!” De inmediato los
discípulos dejaron a Juan y se pusieron a seguir a Jesús. Difícilmente Juan se
sintió mal porque lo abandonaran sus discípulos. De hecho el propósito de su
vida se estaba cumpliendo con la llegada de Jesús. Seguramente para eso estaba
preparando a sus discípulos.
Pero imaginemos que somos de los
discípulos, que dejando a Juan, comenzaron a seguir a Jesús. Cuando este los
vio, se volvió y les preguntó: “¿Qué buscan?” De verdad reflexionemos, si Jesús
se nos presentara de repente y nos preguntara “¿Qué buscas?” ¿Sabríamos qué
contestarle? Se nos podrían ocurrir repentinamente muchas cosas, por ejemplo:
“Señor, sáname,” “Señor, ayúdame con mi problema,” “Señor, cuida a mi familia,”
paz para nuestro país, alivio a la pobreza, un coche, un nuevo celular, un
nuevo empleo, más amigos, etc. ¿Usaríamos nuestra respuesta para pedir un
deseo?
También podríamos usar nuestra respuesta
para satisfacer alguna curiosidad. De hecho los dos discípulos de la historia
bíblica así lo hicieron, contestaron con otra pregunta: “Rabí, ¿dónde te
hospedas?” Quizás queramos saber eso, o cómo es el cielo, o cómo es el
infierno, o si un familiar nuestro se salvó antes de morir, o si un cristiano
puede beber vino, o…
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