Lo que dice la Biblia:
Hermanos
míos, considérense muy dichosos cuando tengan que enfrentarse con diversas
pruebas, pues ya saben que la prueba de su fe produce constancia (Santiago
1:2-3).
En la Versión Reina Valera se indica que la prueba de la fe produce
paciencia. Ya sea paciencia o constancia, lo que queda claro es que la prueba
de la fe genera algo positivo en la vida del cristiano. Ahora bien, este no es
un versículo que uno esté ansioso de ver cumplido en la propia vida. Dudo que
alguien quiera enfrentarse con diversas pruebas. O que alguien esté orando
porque Dios le mande más pruebas.
Tenemos que reconocer que reaccionamos a las pruebas, según lo que
tenemos dentro. El gran escritor C. S. Lewis dijo en alguna ocasión: “una
provocación repentina no me convierte en un hombre de mal temperamento, más
bien muestra qué tanto mal temperamento hay dentro de mí.” Esto es cierto.
Nuestro carácter sale a flote en las circunstancias adversas.
Si algo sale mal, ¿se molesta con los de su alrededor?, ¿le echa la
culpa del problema a alguien más?, ¿hace coraje y golpea física o mentalmente
algo o alguien? Muchos reaccionan de manera semejante. Pero, ¿qué tal si
adoptamos la perspectiva de Dios? La próxima vez que algo nos salga mal,
AGRADEZCAMOS a Dios por poner a prueba nuestra fe y con paciencia planeemos
cómo solucionar el problema. ¿Difícil? Sí. Pero si deseamos que nuestro
carácter se asemeje al de Jesús, debemos tomar el reto.
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