jueves, marzo 27, 2014

Arrepentimiento

Lo que dice la Biblia:
En aquellos días se presentó Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea. Decía: “Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos está cerca” (Mateo 3:1-2)

Es el comienzo del Nuevo Testamento. Habían pasado 400 años de silencio de Dios y aparecía Juan el Bautista, que más que profeta parecía hippie, a pesar de que ese concepto no aparecería sino 2000 años después.

Al escuchar la palabra: “Arrepiéntanse,” ¿qué escuchamos? Muy probablemente la mayoría de las personas escuchan una amenaza o una advertencia. Estas personas incluso completan la palabra con la siguiente frase: “O se irán al infierno.” Quizás han escuchado juntas esas expresiones tantas veces en boca de predicadores emotivos, pastores de recio carácter, sacerdotes expresivos, o incluso amigos o conocidos que tratan de evangelizar enarbolando razones convincentes, que es inevitable pensar que no son el mismo concepto.

¿Qué tal si nos esforzamos por escuchar en la palabra “Arrepiéntanse,” una invitación en lugar de una condenación? Sin duda así lo tenía pensado originalmente Juan. Una invitación a cambiar de dirección, a cambiar la forma pecaminosa de actuar, a mostrar un nuevo rostro, porque el reino de los cielos, donde predomina el amor, está cerca. Cuando aceptamos una invitación para convivir con amigos, lo hacemos porque creemos que pasaremos un buen tiempo juntos y no por las consecuencias de no hacerlo. De la misma manera, aceptemos la invitación de arrepentirnos de pecado para pasar el mejor tiempo posible con Jesús.


La pregunta es: ¿cómo mostraremos al mundo que hemos aceptado la invitación de Juan? Tenemos que ejemplificar con nuestra vida a quienes nos rodean que efectivamente el reino de los cielos está cerca. Tan cerca que ya nos alcanzó y puede alcanzarlos a ellos también.

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