Lo que dice la
Biblia:
Porque yo sé muy
bien los planes que tengo para ustedes afirma el Señor, planes de bienestar y
no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza (Jeremías
29:11).
Son
palabras de Dios a la gente que estaba en el exilio en Babilonia a través de
una carta que Jeremías envió a los ancianos que estaban con los deportados.
¿Podemos adoptarlas como nuestras? Sin duda. Si bien no somos judíos, nos
convertimos en hijos adoptivos de Dios cuando decidimos aceptar a Jesús como
Señor y Salvador. Y mientras no lleguemos a la Tierra Prometida, al lado de
nuestro creador, se puede decir que estamos en el exilio.
Por
lo tanto podemos creer que Dios tiene planes para cada uno de nosotros. Y lo
mejor de todo es que, como dice la cita, son planes de bienestar y no de
calamidad. ¡Buenas noticias! ¿Por qué entonces parece que algunos de nosotros
navegamos de calamidad en calamidad? El problema es que Dios no es el único que
tiene planes. A veces nos ponemos a seguir nuestros “propios” planes,
elaborados por nosotros mismos sin consultar a Dios. Planes que incluyen
fuertes elementos de búsqueda de lo material, de quedar bien con los demás o de
pretendida felicidad según la opinión de las mayorías.
Hay
un tercero que hace planes para nosotros: el diablo. Y esa es la peor
alternativa, que seamos manipulados para seguir sus planes. Normalmente el
diablo usa la influencia del mundo para convencernos de adoptarlos, por ejemplo
con mensajes subliminales de promiscuidad sexual a través del cine y la
televisión, o popularizando videos o mensajes vulgares y ofensivos a nuestro
Dios.
La
clave entonces es verificar que los planes que adoptemos para nuestras vidas
estén en sintonía con los perfectos de Dios. ¿Cómo podemos hacerlo? En oración
y con lectura de la Palabra de Dios. Si abrimos un canal de comunicación con
Él, sabremos qué hacer y qué decisión tomar en cada encrucijada que
enfrentemos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario