jueves, diciembre 27, 2007

Feliz Navidad

Estoy de vacaciones. Regreso en enero. ¡Feluz Navidad!

lunes, diciembre 17, 2007

Tolerancia

“Cuando me hice miembro de la iglesia, mi círculo era muy grande… porque incluía a todos aquellos que como yo, habían creído. Estaba feliz con la idea de que los creyentes eran muchos. Pero, siendo del tipo observador, pronto aprendí que muchos creyentes cometían errores. Yo sólo podía tolerar dentro de mi círculo a quienes, como yo, hicieran lo correcto acerca de todos los puntos de doctrina y en la práctica. Algunos hicieron lo malo y pecaron. ¿Qué podía hacer yo? Tracé mi círculo otra vez… dejando fuera a publicanos y pecadores, y dentro, conmigo, a los rectos y humildes. Luego escuché rumores malos acerca de algunos de estos. Noté que algunos poseían una mente terrenal y que sus pensamientos continuamente eran sobre cosas mundanas. Mi deber, para salvar mi reputación, fue volver a trazar mi círculo… dejando dentro sólo aquellos que tenían reputación de poseer una mente espiritual. Me di cuenta que sólo mi familia y yo habíamos quedado dentro del círculo. Tenía una buena familia, pero para mi sorpresa, mi familia finalmente estuvo en desacuerdo conmigo. Yo siempre estoy en lo correcto. Un hombre debe sostenerse firme en sus creencias. Así que con determinación férrea, volví a trazar mi círculo… quedándome solo.” Anónimo.

Si creemos que todos los demás deben comportarse en forma impecable, como Cristo, invariablemente nos quedaremos solos, como la persona de la historia, por la sencilla razón de que nadie ha llegado en el pasado a la estatura de Cristo, ni llegará nadie en el futuro. Y déjeme decirle, esperando que no se ofenda, que eso lo incluye a usted.

Como nadie es perfecto, es importante comprender la cualidad de la tolerancia. Comencemos por la definición del diccionario:

Tolerancia = Permitir los puntos de vista, prácticas y creencias de los demás. Ser libre de prejuicios. Grado de variación permisible de un estándar. En medicina, tolerancia es la habilidad de resistir el daño que produce la exposición a una droga o virus. En mecánica, tolerancia es el grado en el que una máquina puede funcionar fuera de las condiciones ideales.

Todos nos desarrollamos de manera individual y sucede que en el proceso, cometemos errores y fallamos frecuentemente. Nadie recorre la misma senda que otro en la vida. Por lo tanto, los puntos de vista, prácticas y creencias serán también diferentes, ya no de cultura a cultura, o de país a país, sino de persona a persona. Tolerancia, entonces, es la cualidad que apoya al individuo a pesar de las faltas de su carácter y no permite que las fallas se interpongan en el desarrollo de una relación. La persona de la historia se quedó sola porque no permitió ni siquiera los puntos de vista de su propia familia.

Sin embargo debemos tener cuidado de no abusar del concepto. No es conveniente perdonar las fallas en el carácter o rebajar los estándares de comportamiento en nombre de la tolerancia. Eso es comprender erróneamente la tolerancia. Y sin embargo, muchas personas recurrirán a ella para saltarse los valores morales. Tolerancia es quizá permitir que nuestros hijos elijan colores que no combinan en su vestuario, pero nadie nos puede tachar de intolerantes por no permitirles vivir en promiscuidad.

La tolerancia no es rebajar los altos estándares morales para hacer que los demás se sientan más a gusto, sino que consiste en mantener los altos estándares y motivar a los demás a desarrollar un carácter aceptable sin rechazarlos cuando fallen. No se trata de perdonar el fracaso, sino de comprender que el fracaso es necesario en la vida de todos y que es inevitable en el crecimiento.

¿Cuál es el límite para conocer lo que es permisible aceptar y lo que no se puede tolerar? La respuesta la podemos encontrar en la Biblia: el pecado.

Lo que dice la Biblia
No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus apetitos; ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia. (Romanos 6:12-13)

Es claro entonces que no podemos permitir el pecado, pero podemos alentar a las personas que los cometen a que se arrepientan, sin rechazarlas por sus fallos.

Regresando a lo que sí es tolerancia, debemos tener cuidado de no juzgar. Nadie nos erigió como jueces y carecemos de la autoridad moral (recuerde que todos somos pecadores) para dictar una sentencia. ¿Le molestan las ideas de los demás muy fácilmente? ¿Le estorban las peculiaridades y características de los demás? ¡Cuidado! Quizá le esté faltando algo de tolerancia. Recuerde que tendemos a ser muy tolerantes con los propios errores y críticos con los de los demás. Jesús dijo: "¿Por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo?” (Lucas 6:41).

Veamos un ejemplo en el hogar. Existe un miembro de la familia que no recoge sus posesiones (de hecho las deposita en los lugares más inapropiados) y esto irrita a los demás miembros de la familia. ¿Conoce a alguien así? Quien no deja las cosas en su lugar, quien tiene su cuarto en completo desorden, quien no colabora con los deberes familiares o lo hace de mal modo y sin cuidado, etc. ¿Qué debe hacer un padre? Antes de responder recuerde que una explosión de mal carácter no ayuda al crecimiento, lo atrofia. El niño/adolescente que atestigua la violencia verbal de sus padres, terminará contestando eventualmente de la misma manera. Un padre debe responder con palabras suaves pero firmes y claras de que se recoja el desorden o se realice la tarea.

Otro punto delicado acerca de la tolerancia es no usarla para evitar conflictos. Unos padres que aceptan que sus hijos hagan lo que desean, podrán quizá presumir de ser tolerantes, pero sin duda están renunciando a lograr el crecimiento de sus hijos.

Resumiendo, tolerancia es permitir puntos de vista, aceptando al individuo, no sus fallas, entendiendo que hay diferentes grados de madurez y diferentes rutas para lograrla.

martes, diciembre 11, 2007

Comparan la Biblia y el Corán

La Noticia:
Las emisoras holandesas Radio Nederland e IKON presentaron una página de Internet en la que se comparan los textos íntegros de la Biblia y el Corán, una iniciativa con la que esperan acercar las culturas cristiana y musulmana, según indicaron en un comunicado, en el que califican de pionera la experiencia… La página muestra en dos columnas paralelas los textos de los dos libros religiosos, que pueden leerse tanto en holandés como en inglés y árabe… Holanda es desde hace tiempo escenario de fricciones entre musulmanes inmigrantes y la población autóctona, sobre todo a partir del asesinato el pasado 2 de noviembre de 2004 del cineasta holandés Theo van Gogh a manos de un joven holandés/marroquí, movido por convicciones radicales islamistas… (lavanguardia.es)

Comentario
Con la excusa de la tolerancia, mucha gente alrededor del mundo está llamando a renunciar a los principios y valores cristianos a favor de una supuesta paz. El razonamiento es como sigue:

Uno. Miguel es un creyente cristiano y defiende el principio de que sólo a través de Jesucristo se obtiene la salvación y la vida eterna.

Dos. Obed es un creyente musulmán y defiende el principio de que sólo obedeciendo al profeta Mahoma se llega al paraíso.

Tres. Ambos basan sus principios en la fe, no hay forma de probar científicamente quién tiene la razón. Por lo tanto, cada vez que Miguel y Obed debatan sobre sus principios discutirán y probablemente pelearán.

Cuatro. Para evitar conflictos, es mejor eliminar la fuente del conflicto y sugerir que los dos tienen la razón, sólo con perspectivas diferentes. Después de todo, ambos pueden aceptar que Dios es bueno, que Dios es todo poderoso, que Dios creo al mundo y varias otras cosas.

Quinto. Por lo tanto, las diferencias no son relevantes (en aras de la armonía) y lo que importa son las semejanzas. Todos felices. ¿Alguien se opone a la armonía?

Parece correcto, excepto que es engañoso. No se trata de ir contra la armonía y la tolerancia, pero la doctrina de Cristo no acepta doctrinas diferentes. Muchos de los primeros cristianos sacrificaron su vida al rechazar seguir principios ajenos a los enseñados por Jesús. Su sacrificio habría sido en vano si hoy aceptamos amalgamar a la Biblia con el Corán.

La Biblia nos alerta a perseverar en la doctrina de Cristo:

Así ya no seremos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error. (Efesios 4:14)

Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios, porque muchos falsos profetas han salido por el mundo. (1 Juan 4:1)

Lamentablemente no se puede tomar sólo una parte de las Escrituras y decir: “En esto coincidimos, por lo tanto somos hermanos. Lo demás, no importa.” Eso es un engaño que se pretende disfrazar con argumentos de tolerancia, aceptación, armonía y paz. Jesús dijo claramente: “Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por mí” (Juan 14:6). No hay forma de aceptar esto a medias, aún a costa de parecer radicales.

Ciertamente no se aconseja la discusión, el debate y el conflicto. La aceptación de Jesús es voluntaria o no tiene sentido. Un cristiano debe mantenerse firme en su fe, estudiar la Palabra para evitar los labios engañosos e invitar a los no creyentes a aceptar a Jesús. Pero de ningún modo tomar en sus manos el inicio de una guerra santa. Jesús vino a predicar un Evangelio de amor, humildad y servicio.

La clave entonces es buscar la santidad (separación para Dios). Dios ordena que su pueblo no se involucre en conflictos religiosos en forma alguna, sino permanezca apartado.

Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios. (2 Corintios 7:1)

Lo que dice la Biblia
Porque escrito está: "Sed santos, porque yo soy santo". (1 Pedro 1:16)

Sin santidad nadie verá al Señor. Eso es lo que tiene que hacer el pueblo de Dios, vivir en santidad, alerta de falsas doctrinas.

martes, diciembre 04, 2007

Soberbia

¿Le ha ocurrido que se encuentra tan atorado en alguna actividad que finalmente decide pedir ayuda? Cualquier actividad sirve como ejemplo. Hace poco estaba tratando de pasar todos mis archivos de correo electrónico de una computadora a otra. Después de muchos infructuosos intentos vencí mi orgullo y solicité ayuda a uno de esos especialistas en informática. ¿Saben qué fue lo primero que me dijo? “¡Es muy fácil, sólo tiene que respaldar en un archivo temporal, importar el .dtx (punto dtx, o algo similar como si todo el mundo manejara ese lenguaje), borrar el .dm3 (punto dm3), cambiar de unidad, y luego…!”

Según el diccionario de la Real Academia Española:
Soberbia = Satisfacción y envanecimiento por la contemplación de las propias prendas con menosprecio de los demás.

Evidentemente se aplica no solo a la ropa, sino a cualquier característica que poseemos y que nos ufanamos de manifestar que la poseemos en mayor y mejor condición que cualquier otra persona que nos rodea.

Estoy perdido dando vueltas en un vecindario buscando una dirección y cuando finalmente me atrevo a preguntar, ¿cuál es la respuesta? “¡Es muy fácil, sólo tiene que dar vuelta a la derecha, luego a la izquierda, luego hace como que se regresa en donde está la casa pintada de amarillo (el amarillo termina siendo beige y el anaranjado rojo) y ahí sigue hasta la tienda de Don Chuy (apuesto a que la tienda de Don Chuy no es la única en el vecindario; de otra manera no especificarían quién es su propietario), de ahí…!”

Estoy tratando de taladrar la pared para fijar varios cortineros y después de 20 agujeros inservibles, una caída de la escalera, dos ampollas y un orgullo lacerado, finalmente logro la hazaña. La presumo en la siguiente reunión con familiares y ¿qué obtengo como comentario?: “¡Pero si es muy fácil poner cortineros, sólo tienes que medir el largo de tus cortinas, restarle 20 cm. de cada lado, colocar marcas (tendría que volver a pintar la pared para borrar todas las marcas que hice), comprar taquetes expansivos, usar…!”

Si pudiera votar, pediría que se prohibiera el uso de la frase “¡Es muy fácil!” ¿Acaso no nos damos cuenta que hay cosas que se nos facilitan porque no estamos en la condición de la otra persona? O quizá nos damos cuenta, pero deseamos enfatizar nuestro conocimiento o habilidad superior por sobre los demás.

En mi caso, no soy hábil en plomería, ni en mecánica automotriz (mi esposa diría que esta lista es más larga, pero el artículo lo estoy escribiendo yo y basta con estos dos ejemplos para establecer el punto, ¿ok?) y eso me hace blanco de las personas capaces de conectar y desconectar tuberías, o de quienes afinan sus propios autos. Siempre habrá alguien que me dirá: “¡Es muy fácil, sólo tienes que…!”

Ahora, ¿cuál es el punto? Definitivamente no es el de quejarme por todas esas personas, sino de entender que siempre existirán. El Libro de Job menciona a tres de esas personas. Cuando Job se lamentó de su desgracia, aparecieron tres interlocutores (que no estaban sintiendo lo que Job estaba sintiendo) que lo amonestaron. Job no reaccionó a ninguno de los tres, sino hasta que el propio Dios lo amonestó.

Lo que dice la Biblia:
La soberbia del hombre le acarrea humillación, pero al humilde de espíritu lo sustenta la honra. (Proverbios 29:23)

Si estamos en la posición de quien contesta, hagamos un esfuerzo por refrenar nuestras expresiones de superioridad. Si nos preguntaron es por que necesitan ayuda útil e información concreta, no una lista de nuestras capacidades y logros en la vida.

Si estamos en la posición de quien pregunta, traguémonos nuestro orgullo y aceptemos el consejo, a pesar de que venga precedido por una fuerte dosis de soberbia de la otra parte. La necedad sólo nos lleva a problemas mayores. Así que la próxima vez que tenga problemas con algo, pregunte a los expertos (y pregunte a más de uno, porque siempre existirán los pseudo-expertos que confunden más que aclarar).

Después de todo, escapar de la soberbia… “¡Es muy fácil…, sólo tiene que ser humilde!”