jueves, mayo 17, 2018

La Moraleja del Burro

¿Qué busco con esto: ganarme la aprobación humana o la de Dios? ¿Piensan que procuro agradar a los demás? Si yo buscara agradar a otros, no sería siervo de Cristo (Gálatas 1:10).

Ya sé que con el título de esta reflexión me expongo a bromas, memes y bullying. Si sirven para atraer la atención… están bien. ¡Gloria a Dios!

Debo aclarar, sin embargo, que el burro del título se trata de una historia contada por el pastor James Ryle en su libro (Rylisms). En forma breve, la historia trata acerca de un hombre viejo, un niño y un burro. Estaban viajando de pueblo a pueblo, el viejo caminando y el niño a bordo del burro. Se encontraron a otros viajeros que les comentaron que era una vergüenza que el niño, con la fuerza de su juventud, dejara caminar al viejo.

Pensaron que había razón en ello y decidieron cambiar: el viejo sobre el burro y el niño caminando. Más adelante encontraron a otros viajeros que les dijeron lo opuesto. Pensaron que había también razón en ello y decidieron caminar ambos al lado del burro. De nuevo encontraron viajeros que esta vez mencionaron que era una vergüenza no aprovechar al burro, así que ambos se subieron a él. Después otros viajeros comentaron que era un abuso el uso del burro por dos personas, así que decidieron bajarse y cargar al burro. Al pasar un río, llevando al burro a cuestas, se resbalaron, el burro cayó al río y se ahogó.

¿Cuál es la moraleja de esta historia? Es claro que no se puede obtener la aprobación humana universal. Si bien las opiniones de las personas pueden resultar enriquecedoras, también pueden ser contradictorias. Hay que entenderlo y ser sabios.

Nótese que no se trata de ignorar a las personas. No somos ermitaños y hay consejos valiosos de la gente con experiencia. ¿Dónde está el límite? En la Palabra. Por ejemplo, en el caso del burro, la Biblia dice que el hombre domina y sujeta la creación (Génesis 1:28), además de que no debe haber maltrato a los animales (Números 22:28). Más allá, es decisión personal, en base a las circunstancias, el cómo viajar. Pablo, en la cita de Gálatas nos anima a buscar agradar a Dios por sobre todas las cosas. Él no es un viajero que nos encontraremos brevemente. Él es el motivo y el destino del viaje. Seamos sabios.

jueves, mayo 10, 2018

Resurrección


El ángel dijo a las mujeres:
―No tengan miedo; sé que ustedes buscan a Jesús, el que fue crucificado. No está aquí, pues ha resucitado, tal como dijo. Vengan a ver el lugar donde lo pusieron. Luego vayan pronto a decirles a sus discípulos: “Él se ha levantado de entre los muertos y va delante de ustedes a Galilea. Allí lo verán”. Ahora ya lo saben. (Mateo 28:5-7).

La mejor noticia que se puede haber dado en este mundo no estuvo a cargo de ningún secretario de prensa, ni de un periodista renombrado, sino de un ángel. En aquel tiempo no existía Internet o redes sociales, pero aún así la noticia se viralizó. Las dos Marías fueron las primeras en enterarse y a pesar del temor que deben haber sentido (después de todo había habido un terremoto, la gran piedra a la entrada del sepulcro había sido movida y un ángel les estaba hablando) hicieron la labor de esparcir la noticia.

Notemos que el ángel les dice cuatro cosas. Primero: “No tengan miedo” Y es que, a pesar del temblor y la sorpresa, la noticia de la resurrección no es para temerse, sino para alegrarse. La resurrección de Jesús representaba la victoria en la lucha contra el mal y eso es algo para saltar de alegría. El grito del gol de la victoria en un encuentro de fútbol debería palidecer ante nuestros gritos de júbilo.

Segundo: “No está aquí.” Jesús no está muerto y una tumba no es lugar para buscarlo. Él es vida y podemos verlo a él y a su obra en la vida. Tercero: “Vengan a ver.” Jesús no esconde las evidencias a ver si alguien “se la cree.” Todo su ministerio fue registrado prácticamente por cuadruplicado. Su muerte fue histórica y finalmente hubo testigos, tanto de su tumba vacía, como de sus apariciones posteriores. Además, si ponemos en práctica sus enseñanzas, todos podemos “ver” que son verdad.

Cuarto: “Vayan pronto a decir…” Ellas tuvieron el encargo de ir con los discípulos a dar las buenas nuevas. Hoy en día nos toca a nosotros. Y notemos ese “pronto.” Tenemos que ir PRONTO a decirle al mundo que Jesús murió por nuestros pecados para salvarnos, pero R-E-S-U-C-I-T-Ó…