¿Qué busco con esto: ganarme la aprobación humana
o la de Dios? ¿Piensan que procuro agradar a los demás? Si yo buscara agradar a
otros, no sería siervo de Cristo (Gálatas 1:10).
Ya sé que con el título de esta reflexión
me expongo a bromas, memes y bullying. Si sirven para atraer la atención… están
bien. ¡Gloria a Dios!
Debo aclarar, sin embargo, que el burro
del título se trata de una historia contada por el pastor James Ryle en su
libro (Rylisms). En forma breve, la
historia trata acerca de un hombre viejo, un niño y un burro. Estaban viajando
de pueblo a pueblo, el viejo caminando y el niño a bordo del burro. Se
encontraron a otros viajeros que les comentaron que era una vergüenza que el
niño, con la fuerza de su juventud, dejara caminar al viejo.
Pensaron que había razón en ello y
decidieron cambiar: el viejo sobre el burro y el niño caminando. Más adelante
encontraron a otros viajeros que les dijeron lo opuesto. Pensaron que había
también razón en ello y decidieron caminar ambos al lado del burro. De nuevo
encontraron viajeros que esta vez mencionaron que era una vergüenza no
aprovechar al burro, así que ambos se subieron a él. Después otros viajeros
comentaron que era un abuso el uso del burro por dos personas, así que
decidieron bajarse y cargar al burro. Al pasar un río, llevando al burro a
cuestas, se resbalaron, el burro cayó al río y se ahogó.
¿Cuál es la moraleja de esta historia? Es
claro que no se puede obtener la aprobación humana universal. Si bien las
opiniones de las personas pueden resultar enriquecedoras, también pueden ser
contradictorias. Hay que entenderlo y ser sabios.
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