domingo, febrero 16, 2020

Sin Temor

El Señor mismo marchará al frente de ti y estará contigo; nunca te dejará ni te abandonará. No temas ni te desanimes (Deuteronomio 31:8).

Son palabras de Moisés expresadas a quien sería su sucesor en la dirección de los israelitas en su marcha hacia la Tierra Prometida. ¿Las podemos hacer nuestras? ¡Sin duda! Ciertamente no iremos a la guerra al frente de soldados mal entrenados, sin más armas que palos y piedras y además poco motivados para la lucha, pero tenemos nuestras propias batallas. Por ejemplo debemos representar a nuestra empresa en presentaciones de ventas con un equipo de empleados que no sabemos si responderá a la hora de la entrega, tenemos que ir a la sala de producción con equipo en mal estado, debemos atender a clientes con limitaciones de espacio y utensilios, tenemos que impartir clases a estudiantes distraídos y que preferirían estar en cualquier otra parte, y un largo etcétera según el área en que se desenvuelva su trabajo.

¡Qué oportunas son entonces las palabras de Moisés! “El Señor mismo marchará al frente de ti…” Suena tan bien que incluso no lo creemos. Dudamos que aplique a nuestra situación particular. Sin duda creemos en Dios, pero decimos: “Dios no va a estar en la empresa cuando llegue a trabajar por la mañana, no va a estar ahí cuando el jefe nos llame la atención por las bajas ventas, sin duda tiene cosas más importantes que hacer…” Creemos que Dios nos defenderá de nuestros enemigos, sin duda del diablo, pero en lo que hacemos todos los días, pues tal vez no…

Es importante que leamos con detalle el versículo porque también dice lo siguiente: “NUNCA te dejará ni te abandonará…” (énfasis propio). Y NUNCA quiere decir en la casa y en la oficina, en la calle y en el auto, con el jefe y con los clientes, con los compañeros y los amigos, con los familiares y vecinos, esto es, todo el tiempo estará con nosotros.

Si estamos conscientes de esto, incluso el final del versículo sale sobrando: “No temas ni te desanimes.” ¿Quién podría desanimarse si sabe que Dios ha estado al frente de él todo el día, todos los días? ¿De qué podríamos tener miedo?

Por supuesto que el hecho de que Dios está con nosotros no significa que no tenemos que trabajar. Josué tuvo a Dios de su lado, pero aún así tuvo que ir a la guerra. ¡Tenemos que ir a trabajar! La diferencia está en que lo haremos sin temor, contentos, motivados al saber que Dios va al frente de nosotros, inspirados, dispuestos a dar lo mejor de nosotros… ¡No nos puede ir mal! ¡Haga propio este versículo!