jueves, mayo 19, 2016

Parte su Casa en Dos

La Noticia:
Un alemán de 43 años decidió sellar su inminente divorcio cortando con una sierra su hogar y llevándose la mitad con una grúa (Reuters).

Comentario:
Gracias a Dios que al parecer este matrimonio no tenía hijos. No quiero ni imaginar qué hubiera hecho esta persona. Se me ocurren preguntas triviales en esta situación: ¿todo lo cortó a la mitad, o le tocaron ciertas habitaciones a cada parte? Supongo que uno puede vivir con media sala, medio comedor, media recámara…, pero ¿medio baño o media cocina? Tampoco creo que haya partido los muebles a la mitad. En ese caso, ¿negociarían? “Te dejo la tele y el estéreo, pero me quedo con el refrigerador.” Yo daría muchos muebles por la cafetera, pero cada quién tiene sus preferencias.

Lo cierto, que esta noticia marca en forma clara, un divorcio afecta “profundamente” a las partes. Ciertamente, algunas personas reaccionan en forma más cuerda que este señor, otros son hábiles para ocultarlo, pero todos sienten alteradas sus emociones. En un divorcio nadie sale sonriente.

Y qué decir cuando hay hijos. Aún los pequeños se dan cuenta de las emociones alteradas en el hogar y lo resienten: algunos a escondidas, otros con llanto, pero en general la factura llega tarde o temprano. Algunos hijos caen en rebeldía, otros manipulan a los padres por separado, otros lo resienten en su desempeño escolar o incluso en su salud. Finalmente, empiezan a creer que el matrimonio es un error y viven vidas llenas de fornicación.

Si usted está casado, con o sin hijos, es usted soltero con el matrimonio en su plan a corto o largo plazo, hágase el firme propósito de no exponer a sus hijos a las vicisitudes de un divorcio. De hecho, usted mismo, ahórrese la carga de emociones negativas, como el hombre de la noticia. Por supuesto, recuerde que puede tener ayuda superior: Jesús.

Cordón de tres dobleces no se rompe pronto (Eclesiastés 4:12b).

Tres dobleces: esposo, esposa y Jesús. Invite a Jesús a su matrimonio y no se romperá fácil.