lunes, junio 20, 2016

Atentado en Orlando

La Noticia:
El agresor, muerto en un enfrentamiento con la Policía, irrumpió en Pulse, un club gay de Orlando (Florida) con un arma de asalto… (elpais.com).

Comentario:
Queda claro que vivimos en un mundo complicado y lleno de odio. El que una persona sea capaz de adquirir un arma de asalto, ingresar en un local, matar a 50 personas y herir a 53, implica que pasó tiempo maquinando el hecho en su mente. Implica que de alguna manera su corazón se llenó de odio y decidió llevar a cabo una acción irracional.

Mucho se ha debatido si este evento y otros similares se deben a la facilidad en obtener armas (parece que en Estados Unidos se puede adquirir un AR-15 y más de 100 cartuchos en cualquier Wal Mart), o a la falta de tolerancia hacia ciertos grupos, o a la disponibilidad de propaganda terrorista en Internet… ¡Falso!

Si no se pudieran comprar armas fácilmente, las personas las robarían o fabricarían bombas caseras o usarían armas blancas. Eso no los detendría. Tampoco la existencia de leyes en favor de la comunidad gay (LGBT en general). Quien está dispuesto a asesinar, está dispuesto a violentar la ley. Y no hablemos de censurar el Internet. ¿Quién podría juzgar qué es publicable y qué no lo es?

El problema es la falta de amor. El odio se lleva en el corazón.

Lo que dice la Biblia:
El odio despierta rencillas; pero el amor cubrirá todas las faltas (Proverbios 10:12).

Los cristianos no tenemos que compartir o aprobar ciertas filosofías de vida, pero eso no significa que no aceptemos a quien las practica. La comunidad LGBT es bienvenida en la congregación. Dios tratará con ellos, así como trata con cada uno de nosotros. Lejos debemos estar de criticarlos, juzgarlos o agredirlos. Este joven que asaltó el club tenía odio contra esta comunidad. Razonar con él o con quienes como él han acumulado odio, sale sobrando. No se trata de argumentos, la respuesta es Jesús. 

¡Si de alguna forma hubiera encontrado a Jesús a tiempo! ¿Qué estamos haciendo?