La Noticia:
El agresor, muerto en
un enfrentamiento con la Policía, irrumpió en Pulse, un club gay de Orlando
(Florida) con un arma de asalto… (elpais.com).
Comentario:
Queda claro que
vivimos en un mundo complicado y lleno de odio. El que una persona sea capaz de
adquirir un arma de asalto, ingresar en un local, matar a 50 personas y herir a
53, implica que pasó tiempo maquinando el hecho en su mente. Implica que de
alguna manera su corazón se llenó de odio y decidió llevar a cabo una acción
irracional.
Mucho se ha debatido
si este evento y otros similares se deben a la facilidad en obtener armas
(parece que en Estados Unidos se puede adquirir un AR-15 y más de 100 cartuchos
en cualquier Wal Mart), o a la falta de tolerancia hacia ciertos grupos, o a la
disponibilidad de propaganda terrorista en Internet… ¡Falso!
Si no se pudieran
comprar armas fácilmente, las personas las robarían o fabricarían bombas
caseras o usarían armas blancas. Eso no los detendría. Tampoco la existencia de
leyes en favor de la comunidad gay (LGBT en general). Quien está dispuesto a
asesinar, está dispuesto a violentar la ley. Y no hablemos de censurar el
Internet. ¿Quién podría juzgar qué es publicable y qué no lo es?
El problema es la
falta de amor. El odio se lleva en el corazón.
Lo que dice la
Biblia:
El odio despierta
rencillas; pero el amor cubrirá todas las faltas (Proverbios 10:12).
¡Si de alguna forma hubiera encontrado a Jesús a tiempo! ¿Qué estamos haciendo?
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