jueves, junio 04, 2020

Júbilo


Nuestra boca se llenó de risas; nuestra lengua, de canciones jubilosas. Hasta los otros pueblos decían: «El Señor ha hecho grandes cosas por ellos». Sí, el Señor ha hecho grandes cosas por nosotros, y eso nos llena de alegría (Salmos 126:2-3).

¿Ha observado lo fácil que es para los niños pequeños reír? Cuando se reúnen para jugar, es muy probable que pronto los escuchemos reír a carcajadas por cualquier cosa. ¿Supongo que también ha notado que conforme fuimos creciendo, cuando nuestras responsabilidades aumentaron, cuando más personas comenzaron a depender de nosotros, nuestra capacidad para reírnos fue disminuyendo?

Es natural que cuando los períodos de trabajo (en el empleo y en el hogar) aumentan, los períodos de entretenimiento (con amistades y familiares) disminuyan. Pero ¿debemos resignarnos a esto? ¿No hay algo que podamos hacer?

No nos vayamos por el lado equivocado al responder. De todos modos, tenemos que trabajar y no podemos eludir nuestras responsabilidades. No es por ahí. El punto es incluir a Dios en nuestras vidas. Repasemos la segunda parte del versículo: “Sí, el Señor ha hecho grandes cosas por nosotros, y eso nos llena de alegría”

Esto es una gran verdad. Recordemos todo lo que ha hecho el Señor por nosotros: nos dio vida, nos dio los sentidos, nos dio un hogar, familia, amigos, una congregación de hermanos, alimentos, etc. No demerite ninguna de las cosas anteriores alegando que su pareja no es perfecta, que su auto tiene fallas mecánicas, que su cuerpo padece cierta enfermedad, que algunos de sus amigos le dan la espalda, etc. El Señor ha hecho grandes cosas por nosotros y nosotros debemos apreciarlas en lugar de ver los detalles grises que sin duda representan una lección para nuestro crecimiento espiritual.

Tan grandes cosas el Señor ha hecho por nosotros que hasta los extraños nos ven con envidia. “Hasta los otros pueblos decían: «El Señor ha hecho grandes cosas por ellos»” ¿No sonríe cuando se toma una selfie? Cuanto más sabiendo que al tener al Señor de nuestro lado, los demás nos observan: “Nuestra boca se llenó de risas; nuestra lengua, de canciones jubilosas” ¡A derrochar júbilo, que el Señor está con nosotros!