jueves, enero 17, 2019

¡Anímense unos a otros!

Más bien, mientras dure ese “hoy”, anímense unos a otros cada día, para que ninguno de ustedes se endurezca por el engaño del pecado (Hebreos 3:13).

Los cristianos aceptaron a Jesús como Señor y Salvador y lo hicieron arrepintiéndose de sus pecados. (¿Recuerda su conversión?). Eso está muy bien. ¡Felicidades! Pero debemos recordar que mientras estemos en este mundo, aún estaremos expuestos a la tentación del pecado. Algunos de nosotros tenemos nuestras luchas para no mentir, otros para no emborracharnos, no drogarnos, no robar, no caer en tentaciones sexuales de fornicación, adulterio o pornografía, no blasfemar, etc.

De ahí la cita de Hebreos 3:13 “Anímense unos a otros cada día, para que ninguno de ustedes se endurezca por el engaño del pecado.” Suena bien, pero debemos ponerla en práctica. El ánimo no va a llegar solito. Se requieren los unos y los otros, o sea, todos. ¿Y cómo podemos hacerlo? Hoy en día, con tantos medios de comunicación, podemos usar la mensajería digital, el correo electrónico, las llamadas de voz, el enlace por video, incluso... las redes sociales.

Algo que debe quedar claro es que la comunicación debe ser personal. Si alguien recibe una tarjeta de ánimo que circula y circula por redes sociales, estará de acuerdo conmigo, que no impresionará mayormente. En cambio, si alguien recibe un mensaje PERSONAL, con nombre y con detalles que sólo ciertas personas pueden saber, la impresión será mayúscula y se estará cumpliendo el “Anímense unos a otros” del versículo.

Además, notemos que Hebreos 3:13 recalca “Hoy.” No diga: “Algún día que tenga tiempo lo haré,” “Mañana llamo a Pedro/Juanita,” y argumentos similares. Mañana tal vez sea tarde. Hoy alguien necesita un abrazo. Si no puede ser físico, mandemos un mensaje personalizado para dejarle ver a esa persona que nos importa.

Ese es el punto. Mensajes reciclados delatan que alguien sólo desea cumplir una tarea con poco esfuerzo. Mensajes personalizados, ofrecen significado a la persona. Entiendo que tenemos una lista de contactos muy larga y que no se puede cubrir completa a diario. Pero, qué tal si cada día se propone animar a una persona, aquella a quien Dios le impresione durante su devocional. Si muchos hacemos lo mismo, la iglesia completa estará animada. ¡Inténtelo!

No hay comentarios.: