viernes, octubre 02, 2020

Vasijas de Barro

 Pero tenemos este tesoro en vasijas de barro para que se vea que tan sublime poder viene de Dios y no de nosotros (2 Corintios 4:7).

 ¿Cuál consideramos que es nuestro más preciado tesoro? ¿Nuestra casa, por la cual sufrimos con esa hipoteca tan larga? ¿Nuestro auto, el cual conseguimos luego de varios intentos y el cual lavamos y enceramos con mucho cuidado? ¿Nuestro celular, ese de la marca más prestigiada y que no vacilamos en sacrificar otras cosas para poderlo adquirir? ¿Nuestras alhajas, ese reloj, anillo y demás que heredamos de nuestros padres y ellos de nuestros abuelos? O incluso, ¿esos recuerdos, de aquel viaje, aquel concierto, aquella fiesta? ¿Cuál es nuestro más preciado tesoro? Y, tal vez más importante aún, ¿lo tenemos asegurado contra robo, extravío o mal funcionamiento?

 Cualquier cosa en la que hayamos pensado es, sin duda, la que mayor valor (monetario o sentimental) tiene para nosotros o la que más nos costó adquirir. Pero si usted es cristiano, probablemente su respuesta giró alrededor de Dios, Jesucristo y la salvación. ¡Felicidades! Porque esto no requiere seguro.

 Y es a lo que se refiere el autor de 2 Corintios. Que este gran tesoro, la luz de Dios en nuestros corazones, está en nosotros. Y nosotros somos vasijas de barro.

 Esta es una comparación extraordinaria que nos debe llenar de humildad. Pensemos en esa imagen de piratas que encuentran un gran tesoro en una cueva. Oro, joyas, monedas, etc., todo ello en vasijas de barro. Por supuesto que los piratas se llevarán las vasijas, pero sólo por su contenido. Si encuentran alguna vasija vacía, ¿acaso se la llevarán? Por supuesto que quedará abandonada. Moraleja: nuestro valor proviene de Dios. Sin Él, estamos vacíos.

 ¿Nuestro tesoro es nuestra fuerza física, nuestra mente ágil, nuestro carácter carismático, nuestra inteligencia superior…? Reflexionemos de nuevo. ¿Nuestra cuenta en el banco, nuestro empleo seguro, nuestra independencia financiera…? No nos equivoquemos. Somos vasijas de barro y cualquier cosa de valor que poseamos TEMPORALMENTE, “…viene de Dios y no de nosotros.” Entonces, no nos quedemos vacíos. Llenémonos de Dios.

No hay comentarios.: