viernes, noviembre 23, 2018

Condicional


Porque él es nuestro Dios y nosotros somos el pueblo de su prado; ¡somos un rebaño bajo su cuidado! Si ustedes oyen hoy su voz… (Salmos 95:7).

A veces escuchamos que el amor de Dios es incondicional. Cierto. Dios nos ama sin que lo merezcamos ni podamos hacer algo para ganarlo. Así es la salvación. Jesús cumplió con el último sacrificio y nos entregó en bandeja la vida eterna. Pero… tenemos que aceptarla. Ahí está la condición. Ciertamente no podemos ganar la salvación con nuestro esfuerzo, pero tenemos que reconocer a Jesús como Señor de nuestras vidas. La condición es dar el sí a Jesús. No es muy difícil… ¿O sí?

Cuando vemos que mucha gente no recibe la salvación, pareciera que es una condición difícil de aceptar. Sin duda muchos piensan que ese SÍ los conducirá a una vida complicada, llena de limitantes y prohibiciones. Es triste que no estén dispuestos a experimentar las maravillas de la vida con Cristo, pero sólo podemos orar para que algún día lo entiendan.

Regresando al aspecto de las condiciones, observamos otra en Salmos 95:7. Dice que somos un rebaño bajo su cuidado… si es que escuchamos su voz. Por supuesto que un pastor cuida a sus ovejas, pero necesita ser escuchado. El pastor sabe de los riesgos en los campos y bosques cercanos y conduce a las ovejas. Si las ovejas no escuchan su voz y se van a donde sea, pueden caer víctimas de algún lobo, en un pantano, en un río de aguas turbulentas, etc.

Parece clara la aplicación a nuestra vida diaria. ¿Deseamos evitar problemas, conflictos, caos, catástrofes…? ¿Esa crisis económica? ¿Ese pleito familiar? ¡Escuchemos su voz! Así de simple.

¿Y cómo podemos escuchar su voz si no nos conectamos con Él a través de la oración y la lectura de la Biblia? Es una condición, pero no solo no es difícil, sino reconfortante si la ponemos en marcha. ¿Qué espera para hacerlo? Somos el pueblo de su prado…

No hay comentarios.: