lunes, octubre 29, 2007

Frutos de la Carne

¿A quién no le gusta la fruta? Supongo que hay preferencias y hay quien elige el mango, quien la naranja y quien la manzana. Existen frutas dulces (plátano, piña) y frutas ácidas (toronja, fresa). Existen frutas comunes (mandarina, durazno) y frutas exóticas (kiwi, cereza). ¿Cuál es su favorita?

Cuando niño (sí, aún me acuerdo), descubrí junto con unos amigos, un árbol que producía un fruto blanco. Nunca supimos lo que era, pero como muestra de valentía, nos retamos a probarlo. ¿Qué les puedo decir del sabor? Para evitar el apodo de gallinas, sufrimos el resto de la tarde una sensación en la lengua como si nos la hubieran raspado con papel de lija. Aprendí una lección: existen frutos malos. ¿Le habrá pasado algo similar a Pablo? En Gálatas 5, Pablo nos habla de frutos: los malos (de la carne) y los buenos (del Espíritu).

Para mantener el orden de Pablo, dejaremos para una futura entrega los más agradables.

Gálatas 5:19-21 (Dios Habla Hoy)
Es fácil ver lo que hacen quienes siguen los malos deseos: cometen inmoralidades sexuales, hacen cosas impuras y viciosas, adoran ídolos y practican la brujería. Mantienen odios, discordias y celos. Se enojan fácilmente, causan rivalidades, divisiones y partidismos. Son envidiosos, borrachos, glotones y otras cosas parecidas. Les advierto a ustedes, como ya antes lo he hecho, que los que así se portan no tendrán parte en el reino de Dios.

Existen frutos que evidencian su sabor amargo y desagradable, como las inmoralidades sexuales, la idolatría y la brujería. Otros más difíciles de percibir que son malos, como los odios, discordias y celos. Y otros que preferimos ignorar, o pretender que Pablo se equivocó al incluirlos en la lista: envidias, borracheras y glotonerías.

¿No existirán niveles? Es imposible que Dios considere como iguales el adulterio con la envidia. El primero debería tener clasificación XXX y el otro apenas mini-x. ¿Por qué Pablo los pondría en la misma lista?

De hecho podríamos establecer una escala. Algo así como: 7 hamburguesas dobles con papas y refresco grandes (cada una) igual a una lectura de Tarot. O bien, 10 copas de tequila igual a un adulterio mental. También, envidiar el coche del vecino igual a envidiar el refrigerador, la tele y la estufa de la vecina. Después de todo, un coche vale más, ¿no es así? ¿Por qué están todos en el mismo nivel? ¿Qué pretende Dios?

Supongo que la respuesta es simple: Santidad. No podemos ser libres para acercarnos a Él si estamos presos del pecado, aún de los supuestos sencillos, como la envidia. Un ser perfecto como Dios, no puede tolerar ninguna clase de imperfección.

Tratemos de imaginar lo que diría Dios al ver nuestro comportamiento. Primero con el fruto XXX y luego con el mini-x.

“Hijo mío, has cometido adulterio. Me entristece. Yo te había concedido como pareja a una excelente mujer. No era perfecta, como tampoco tú lo eras, pero era lo mejor para ti y así lo consideraste tú en su momento cuando decidiste casarte con ella. Al cometer adulterio te has rebelado a mi autoridad. Lamento lo que viene en el futuro para ti, pero es lo justo.”

¿Podría ser diferente para el fruto mini-x?

“Hijo mío, estás lleno de envidia. Me entristece. Yo te había concedido como patrimonio un techo y un auto compacto. No eran de lo más costoso, pero tampoco tú pusiste especial énfasis en prepararte para la vida, sin embargo eran lo más adecuado para ti en su momento y así lo consideraste tú cuando los adquiriste. Al tener envidia te rebelas a mi autoridad. Lamento lo que viene en el futuro para ti, pero es lo justo.”

¿Cómo puede un Dios justo actuar diferente? Se estaría negando a sí mismo. Si hablamos de glotonería, Dios se entristecería que no sepamos cuidar el organismo que nos concedió. ¿Usted qué sentiría si su hijo maltrata el auto que compró para él? Si hablamos de enojos, Dios se entristecería que no sepamos controlar nuestro carácter. Etc.

Quizá haya diferencias en las consecuencias terrenales. Al fin y al cabo, una falla tiene dos tipos de consecuencias: eternas y humanas. Después de conocido un adulterio, muy probablemente perdamos a nuestra familia como consecuencia casi inmediata. La envidia no traerá tal efecto instantáneo, pero nuestra alma se irá amargando hasta que eventualmente nuestra pareja e hijos no nos soporten y busquen una oportunidad para distanciarse de nosotros. En el nivel eterno, las consecuencias no difieren: separación de Dios.

En conclusión, todos los frutos de la carne son XXX, todos entristecen a Dios. No existe tal cosa como “mentiras blancas”, “envidia de la buena”, “enojo justificado”, “magia blanca”, etc. ¿Somos concientes de ello? No justifiquemos nuestro accionar erróneo con argumentos infantiles.

Ciertamente no es una cita que nos agrade recordar y aprender de memoria, pero son palabras que debemos recordar como palabras sabias de un Dios, que como amoroso padre, nos advierte de peligros potenciales de los cuales nos quiere alejar. Mejor aún, leamos lo que dice Gálatas a continuación.

Lo que dice la Biblia:
En cambio, lo que el Espíritu produce es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio. Contra tales cosas no hay ley. (Gálatas 5:22-23)

Y que estos Frutos del Espíritu nos sirvan de motivación para resistir los de la carne.

viernes, octubre 19, 2007

Encuentran a Autista Extraviado

La Noticia:
Un autista de 18 años de edad extraviado en un bosque por cuatro días, fue encontrado vivo… débil, pero aparentemente ileso y fue reunido con su familia… “Por lo que entendemos, él sólo estaba hambriento, sediento y fatigado,” dijo Jim Reneau, uno de los nueve buscadores que encontraron a Jacob Allen… Allen, quien se extravió de sus padres mientras caminaban por el bosque, fue encontrado tendido en un claro… El joven, quien posee la capacidad mental de un niño de 3 ó 4 años, abrió los ojos y giró para encontrarse con quienes lo rescataron… “Él estaba muy callado, no habló,” dijo Jeremy Reneau, de 25 años, el primero en descubrir a Allen. “Pero podías notar por su lenguaje corporal que estaba hambriento”… “La familia está toda junta,” dijo el vocero del grupo de rescate. “Tan pronto como escucharon el reporte de que estaba vivo e ileso, se juntaron en un círculo de oración”… (cnn.com)

Comentario:
No puedo esconder el hecho de que me gustan los finales felices. Y tenemos tan pocas noticias con final feliz, que deberíamos escandalizarnos, pero la triste realidad es que este tipo de noticias no vende. El día que encontré esta noticia, estaban con titulares mayores otras como “Atentado suicida contra Primera Ministro en Paquistán; 135 muertos,” “Asesino caníbal también mató a su pareja homosexual,” “Poderosas tormentas moviéndose en el Atlántico,” “Britney Spears…”

Una familia que perdió por cuatro días a su hijo, lo recupera ileso y se juntan para dar gracias a Dios por ello. ¡Me encanta!

Reconozco que no hubiera salido en las noticias de no ser por el hecho de que el jovencito era autista, supuestamente con la “capacidad mental de un niño de 3 ó 4 años.” Sin embargo sobrevivió al frío nocturno del bosque durante cuatro noches, resistió la sed y el hambre durante ese tiempo, así como a la soledad y la lejanía de sus padres. Ni siquiera cuando vio al equipo de rescate pidió ayuda o les preguntó si no traían algo de comer. No comprendo mucho sobre los autistas, pero sí se que Dios los ama y los protege y que además ellos están entre sus hijos predilectos, porque son como niños.

Lo que dice la Biblia:
Entonces entraron en discusión sobre quién de ellos sería el mayor. Jesús, percibiendo los pensamientos de sus corazones, tomó a un niño, lo puso junto a sí y les dijo:
“Cualquiera que reciba a este niño en mi nombre, a mí me recibe; y cualquiera que me recibe a mí, recibe al que me envió, porque el que es más pequeño entre todos vosotros, ese es el más grande.”
(Lucas 9:46-48)

Olvidemos a los presidentes, primeros ministros, directores de empresas, etc. Ahí tenemos a uno de los más grandes entre nosotros.

viernes, octubre 12, 2007

Tenacidad

“Los ganadores nunca se rinden, y los que se rinden, nunca ganan,” Thomas Jackson.

Si bien la frase anterior parece evidente y lógica, muchas veces fallamos cuando intentamos extraerla del dominio del mundo deportivo y llevarla a casa. Después de todo, no tenemos competencias desarrollándose en nuestro hogar (no nos referimos por supuesto a una competencia boxística entre los niños por ver quién se queda con la última rebanada del pastel). ¿No tenemos acaso metas que perseguir en nuestra vida personal o familiar? ¿No tenemos una visión por nuestra iglesia, sociedad, ciudad, o país? Títulos universitarios, negocio propio, casa propia, organizar el patio, educar a los hijos, escribir un libro, bajar de peso, reorganizar los hábitos alimenticios, correr un maratón, hacer ejercicio, leer la Biblia, leer un libro por mes, servir en la iglesia, etc.

La palabra tenacidad proviene del latín tenax, cuyo significado es asirse o prenderse de algo. Podemos reconocer que posee la misma raíz que la palabra tenazas, la herramienta que nos auxilia a tirar o tomar de algo si requerimos cambiarlo de sitio o removerlo. Entonces la tenacidad implica asirse a una meta, voluntariamente ignorar las distracciones, enfocándose en hacer lo correcto y permanecer fiel a la tarea que nos conducirá a dicha meta.

Quien posee tenacidad muestra con su accionar que no se soltará (posee una fuerte resistencia), que seguirá avanzando rumbo a la meta (posee una fuerte dirección), que no se desanimará (posee una fuerte motivación), que no admite distracciones (posee un fuerte enfoque) y que es capaz de superar aún los más fuertes obstáculos con creatividad (posee una mente fuerte). No nos espantemos con la repetición de la palabra fuerte, porque no estamos hablando en el plano físico (del mundo deportivo), sino del plano espiritual y moral, donde los músculos se miden y desarrollan en forma diferente.

Resistencia
Después de la Segunda Guerra Mundial, Winston Churchill pronunció un famoso y quizás el más corto de los discursos políticos (prueba de que el exceso de palabras no garantiza sustancia) ante los estudiantes de una universidad: “Jóvenes caballeros, nunca se rindan. Nunca se rindan. Nunca. Nunca. Nunca”.

Thomas Carlyle, el autor del siglo XIX de la obra clásica sobre la Revolución Francesa, aún sin haber escuchado a Churchill, demostró esa extraordinaria tenacidad. Carlyle había tardado años en completar el primer tomo de su obra (recordemos que en aquellos años no existían ni las fotocopias, ni las computadoras) cuando entregó el manuscrito original al editor que lo iba a revisar. Por un descuido, el ama de llaves del editor quemó el manuscrito pensando que era basura. Carlyle hubiera tenido derecho a desesperarse y a abandonar el proyecto. Sin embargo escribió: “No abandonaré el juego mientras tenga la facultad para seguir jugando. Es como si mi maestro invisible de la escuela cuando le mostré mi libro, lo hubiera roto diciéndome: ‘No, muchacho. Debes escribirlo mejor’. ¿Qué puedo yo, tristemente, hacer sino obedecer –obedecer y pensar que fue lo mejor?”.

Admirable reacción. Carlyle comenzó de nuevo y luego de años adicionales de esfuerzo, terminó sus dos volúmenes sobre la Revolución Francesa. Pensemos en este ejemplo cuando a nuestro alrededor escuchamos frases tales como “ya me cansé”, “ya me aburrí”, “me rindo”, “no se puede terminar”, y demás por el estilo.

Mucha gente se entusiasma con una idea o proyecto, pero son pocas las que mantienen su resolución cuando aparecen los primeros contratiempos. Y podemos estar seguros que estos aparecerán, si el proyecto vale la pena (pocas veces surgirán problemas en proyectos pequeños).

Dirección
Tenacidad es dedicarse a una causa, ideal o proyecto. Algo que valga la pena. No se trata de descartar actividades menores como reorganizar el escritorio, pero no se requiere realmente de tenacidad, sino algo de trabajo y disciplina para ello. La tenacidad es requerida para lograr una meta a la que se dediquen semanas, meses o años de constante enfoque, energía y recursos. Si se le va a dedicar tanto, debe ser una meta importante. Para esto necesitamos de cierta sabiduría. La sabiduría es “ver situaciones desde una perspectiva que trasciende a las circunstancias actuales y responder a ellas”.

Algunas cosas parecen importantes de momento, pero cuando hacemos el esfuerzo de percibir nuestra situación y la de nuestra familia a corto, mediano y largo plazo, nos damos cuenta que quizá no valen tanto la pena. Por otro lado, cosas que ameritan nuestra dedicación, por las presiones del momento las hacemos a un lado. Debemos pues hacer una pausa en nuestras vidas y preguntarnos con seriedad ¿cuáles son las metas dignas de perseguir realmente?

Motivación
Las metas están íntimamente ligadas con la motivación. Para muchos, lograr la meta planteada es la fuerza de motivación para no desmayar por el camino. Para otros, estos dos elementos son independientes y consideran que para lograr un objetivo, hay que ejercer disciplina y auto-dominio. Pablo lo explica en la Biblia usando la analogía de un deporte típico, mencionando tanto el premio: la corona incorruptible, como la manera: disciplina.

¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible. Así que yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire; sino que golpeo mi cuerpo y lo pongo en servidumbre, no sea que, habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado. (1 Corintios 9:24-27)

Enfoque
Una vez seleccionada la meta, la tenacidad se concentra en ella y minimiza cualquier distracción hasta conseguirla. ¿De dónde salen las distracciones? Pueden ser problemas externos (presiones económicas, ausencia de tiempo, personas negativas, etc.) o pueden ser internas (nuevas ideas, tentaciones, cambio de humor, etc.). En el ejemplo anterior de Carlyle, fue claramente un evento externo el que destruyó su manuscrito y puso a prueba su tenacidad.

Sin embargo son quizás los obstáculos internos los más difíciles de vencer, aquellos que usualmente nos ponemos nosotros mismos. Por ejemplo, una persona tratando de perder peso, no desecha las golosinas que guarda en su escritorio y en la alacena, o el estudiante que requiere estudiar para el examen del día siguiente y que enciende la televisión o el radio “sólo” para tenerlos como fondo. La tenacidad es ir más allá de la decisión y agresivamente quitar del camino cualquier distracción que nos impida alcanzar el éxito.

Mente
No basta tener clara la meta, enfocarse y tener resistencia si persistimos en implementar estrategias equivocadas. La tenacidad también requiere creatividad. Debemos estar dispuestos a abandonar métodos inútiles y buscar nuevos cuando vemos que aquellos no nos acercan a la meta. De otra forma, la tenacidad se convierte en obstinación.

Supongamos que nuestra meta es reducir de peso y nos recomendaron cierta dieta. Luego de un par de semanas de seguir dicha dieta, no se detectan cambios en los registros de la báscula. Aún así continuamos por semanas sin lograr avances. Quizás es el momento de reconsiderar la dieta, o incluir dosis de ejercicio. Pero no se trataría de cambiar la dieta cada semana.

La tenacidad inteligente está lista a considerar nuevos perspectivas cuando se enfrenta a situaciones complejas o de falta de resultados, pero no debe estar muy apurada en hacer ajustes sólo porque uno se sienta frustrado frente a un problema. Paciencia y sabiduría deben ir de la mano de la tenacidad.

Premio
Reiteramos que no se trata de un evento deportivo en que sólo un equipo o una persona triunfan. Todos podemos desarrollar la fuerza necesaria para convertirnos en triunfadores y alcanzar las metas personales que nos propusimos. Y si sentimos que nos faltan fuerzas recordemos que… Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. (Efesios 6:10)

viernes, octubre 05, 2007

Dos Colegialas Convulsionaron Tras Jugar a la Ouija

La Noticia:
El temor se ha apoderado de los pobladores de la ciudad de Pucallpa… Dos escolares de 14 años convulsionaron en su salón de clases tras jugar a la Ouija, con la que pretendían llamar a espíritus del 'más allá'… Ellas fueron atendidas en un primer momento por sus profesores, quienes señalaron que ambas presentaban "una fuerza sobrenatural" y temen que hayan sido poseídas por "entes malignos"… El director del plantel rechazó que las escolares hayan realizado el peligroso juego en su aula y subrayó que todo empezó cuando la profesora de Religión inició su clase con una plegaria… "Una de las alumnas comenzó a pronunciar palabras en una lengua desconocida cuando la profesora leía un párrafo de la Biblia. Acto seguido, ella y otra estudiante convulsionaron", precisó… Los familiares de ambas descartaron que padezcan de alguna enfermedad que haya desatado las convulsiones… Sus compañeros de clases presenciaron la supuesta posesión demoníaca en las adolescentes y cayeron presos de una histeria colectiva. Las clases debieron ser suspendidas en dicho plantel. (noticiacristiana.com)

Comentario:
No es la primera vez que ocurre un hecho sorprendente entre jovencitas que “juegan” a la Ouija. Hace algunos meses ocurrió un hecho sin precedentes en México cuando muchas niñas sufrieron parálisis de las piernas en un internado. También se detectó que habían jugado con este instrumento.

¿Por qué un grupo de niñas querrían jugar a la Ouija? Dudo que para conocer las respuestas al examen de química, o para saber los últimos chismes del grupo musical de moda. Para eso se consulta a los vivos o a “Google”. Estoy en el terreno de las suposiciones aquí, pero pensaría que se desea contactar a los muertos para saber cosas de los muertos, para conocer cómo es el “más allá,” o para sentir paz al saber que un ser cercano recién fallecido está pasándola bien. Esto me lleva a pensar que, si alguien cree que un muerto viene a proporcionar las respuestas, cualesquiera que estas sean, serán por definición inquietantes, sino es que aterradoras.

Ahora bien, están quienes creen y quienes no creen en la Tabla. Para quienes no creen, el “juego” no tiene sentido y lo abandonan sin más (excepto que sean lo suficientemente sádicos como para fingir y atemorizar a quienes si creen). Aquellos que si creen, asimilarán cualquier respuesta como si fuera la verdad (de hecho no tendrán forma de corroborar si los “muertos” mienten o no acerca del más allá). Y esto es preocupante y sin duda la causa de tensiones, estrés, convulsiones, parálisis, etc.

¿Quién mueve la tablita en el juego? Me inclino por pensar que la mayoría de los casos es uno de los participantes como broma o bien es el subconsciente de alguno de ellos. Sin embargo no podría negar la posibilidad de que sean demonios. Los muertos, no pueden ser, de eso si existe convicción.

Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza. Si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él. Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron. El Señor mismo, con voz de mando, con voz de arcángel y con trompeta de Dios, descenderá del cielo. Entonces, los muertos en Cristo resucitarán primero. (1 Tesalonisenses 4:16)

Los muertos duermen hasta la venida de Jesús. No andan vagabundeando y deletreando respuestas en una tabla.

¿Farsa o demonios? Ninguna de las dos posibilidades es reconfortante. Lo mejor es no dar acceso a ninguna y alejarse de la Ouija y de actividades similares como lectura de cartas, Tarot, lectura de café, limpias, magia blanca, e incluso Halloween. Pero este es tema para otro día.

Lo que dice la Biblia:
Nadie entre los tuyos deberá sacrificar a su hijo o hija en el fuego; ni practicar adivinación, brujería o hechicería; ni hacer conjuros, servir de médium espiritista o consultar a los muertos. Cualquiera que practique estas costumbres se hará abominable al Señor, y por causa de ellas el Señor tu Dios expulsará de tu presencia a esas naciones. (Deuteronomio 18:10-12)

No solo Dios rechaza tales prácticas, sino menciona consecuencias a nivel nación. Ante esta cita, la famosa tabla Ouija deja de ser un “inocente” juego. No se arriesgue, ni deje que se arriesguen sus hijos: destruya la tabla y cómpreles un ajedrez.

viernes, septiembre 28, 2007

Temen por Final de Telenovela Brasileña

La Noticia:
La red de suministro de electricidad de Brasil creó una reserva adicional para evitar un apagón nacional… cuando se transmita el capítulo final de la popular telenovela Tropical Paradise… TV Globo espera que el 90 por ciento del público televidente del país, de 186 millones de habitantes, sintonicen el último episodio para descubrir quién asesinó a la villana Tais o si Bebel, una prostituta, será feliz por siempre… "Nos preocupa que un repentino aumento en (el consumo de) la electricidad al final del programa ocasione un apagón", dijo un vocero… "Cuando todo termine, millones de personas se levantarán de sus asientos para encender las luces de sus salas, abrir el refrigerador para tomar una cerveza fría o calentar la cena en un horno de microondas", explicó… (reforma.com)

Comentario:
¡Un país entero se desconecta al conectarse al televisor! Asumo que si desean ver el final, es porque conocieron el principio y lo de en medio. ¿Cuántas horas hombre fueron gastadas ahí?

(Editor: La primera frase debería cambiarse)
(Autor: Es un juego de palabras, a mí me gusta…)
(Editor: ¿Se supone que debe ser gracioso?)
(Autor: ¡Claro! ¿Te lo explico? El que se conecta…)
(Editor: Sí lo entiendo, pero no lo veo gracioso)
(Autor: Es que necesitas mejorar el humor. ¡Sonríe hombre, es una broma!)

Y no me refiero a que la gente debería estar trabajando. Quiero creer que estaban viendo la televisión en su tiempo de ocio. Pero ese tiempo libre pudo aprovecharse para sostener conversaciones con la familia (al menos de algo diferente a especular quién mató a la villana), para pasear con familiares o amigos, para leer algo que reditúe para la propia vida, o para acercarse más a Dios.

¿Cuántas horas permaneció en el aire la serie completa? ¿20? ¿30? ¿40? No tengo información, pero quizás en ese tiempo se hubiera podido leer completo el Nuevo Testamento o al menos una cuarta parte del Antiguo. ¿No sería mejor que saber quién se casa con quién?

Además la Biblia tiene historias fascinantes, que no por conocer el final pierden su frescura. Ahí está el caso de Rahab, la prostituta (parece que los televidentes también desean saber si la prostituta “será feliz por siempre”).

Lo que dice la Biblia:
Mas la ciudad será anatema al SEÑOR, ella con todas las cosas que están en ella; solamente Rahab la ramera vivirá, con todos los que estuvieren en casa con ella, por cuanto escondió los mensajeros que enviamos. (Josué 6:17)

El final no fue que ella vivió (feliz o no), sino que formó parte de la genealogía de Jesús. Y Jesús es el verdadero final. Las historias de la televisión terminan en un supuesto “final” cuando el héroe se casa con la muchacha guapa, o cuando la heroína se besa con el valiente y apuesto galán.

Consultemos la tasa de divorcios de cualquier país y sabremos que ese no es el “final feliz.” El único y real “final feliz” es cuando los personajes (yo, tú, él, nosotros, ellos) aceptan a Jesús y son capaces de recibir y comprender el gran amor que derramó al entregar su vida por todos nosotros.

Entreguemos nuestra vida a Él y nos daremos cuenta que esa es realmente la única historia que vale la pena contar.

jueves, septiembre 20, 2007

Aniversario

Este Blog cumple un año de haber sido iniciado.

Gracias a todos los visitantes, gracias adicionales a quienes lo han visitado más de una vez y aún más a quienes se han tomado el tiempo de dejar algún comentario.

Según Google Analytics, en los últimos seis meses (no se me había ocurrido instalarlo antes porque pensé que sólo me visitaba mi familia) han habido aproximadamente 20,000 visitantes y 30,000 páginas vistas.

¡Gracias!

Sinceridad

Detesto, como a las puertas de la muerte, al hombre que dice una cosa, ¡pero esconde otra en su corazón! (Aquiles en la Iliada de Homero)

Si consideramos que la Iliada fue escrita alrededor del siglo VIII antes de Cristo, nos daremos cuenta que la sinceridad es apreciada desde tiempos antiguos y que la hipocresía no es invento de nuestros días.

En la antigua Roma, los alfareros hacían su mejor esfuerzo por imitar la alta calidad de sus contrapartes griegos, pero no podían lograrlo debido a que utilizaban materiales de inferior calidad. Al hornearse, muchas de las vasijas se agrietaban. Los alfareros romanos, en vez de desechar tales vasijas, rellenaban las grietas con cera y las pintaban. Las vasijas defectuosas se hacían así pasar por alfarería de calidad y los clientes las compraban sin sospechar. Cuando las vasijas se ponían al fuego, sin embargo, la cera se derretía y quedaba al descubierto la mala calidad del trabajo. Como consecuencia, los vendedores de vasijas comenzaron a utilizar la expresión sin cere (“sin cera” en latín) para distinguir a las vasijas de calidad de las defectuosas.

Según el diccionario, la palabra sinceridad tiene tres acepciones, que más que independientes, son complementarias: 1. Franqueza de mente e intención. 2. Libre de simulacro o hipocresía. 3. Autenticidad.

¿Ha notado que existen personas que parecen haberse olvidado de nosotros, pero que un buen día nos visitan o nos llaman sólo para “saludarnos”? Luego de unos momentos de charla ocasional terminamos por descubrir que además de “saludar,” necesitaban dinero, deseaban vender, o requerían algo especial de nosotros. Independientemente de cómo haya terminado la conversación, nos quedamos con un sentimiento de molestia por la falta de franqueza de dichas personas.

Sinceridad es dirigirse al punto central para expresar claramente la esencia del asunto, sin argumentaciones manipuladoras o chapuceras, evitando los rodeos y el exceso de palabras que pretenden convencer por cantidad. Ahora bien, el hablar sinceramente no es una cuestión meramente de reducción de palabras en una conversación, sino de promover una comunicación clara y asertiva. Tampoco debemos confundir franqueza con crueldad o crudeza. Podríamos, por ejemplo, usar eufemismos para situaciones delicadas. Un eufemismo es una manera de expresar con tacto un pensamiento incómodo. Algunos dicen de quien falleció: “ya está descansando.” Una expresión así muestra sensibilidad, lo cual es un balance adecuado para la sinceridad.

La sinceridad también debe ser balanceada con la deferencia. La deferencia es “limitar nuestra libertad con el fin de no ofender los sentidos de quienes nos rodean.” En vez de hacer que nuestras opiniones sean una fuente de irritación innecesaria para los demás, debemos ser concientes de cómo expresamos nuestros puntos de vista en relación a los de los demás. La deferencia no es renunciar a la verdad, ni utilizar mentiras “blancas”, sino ir hasta donde uno pueda para vivir en paz con los que nos rodean.

¿Cuándo fue la última vez que compró un producto que no resultó ser lo que decía la propaganda? ¿Cómo se sintió? Cuando no somos sinceros, somos culpables de lo mismo: Levantamos una expectativa falsa, una apariencia exterior atractiva de una situación, producto o hecho, negativos. Sinceridad es usar las palabras precisas para exponer el todo (visible u oculto) de lo que deseamos decir o promover.

Sinceridad, también es practicar lo que se predica. Tanto en el hogar, como en el vecindario o en el trabajo, la sinceridad es ser fiel a actuar según lo que hablamos y vivirla constantemente en todas las esferas de la vida. Nada exhibe los motivos insinceros en forma tan clara como el decir una cosa y hacer otra. Por ejemplo, si estamos tratando de aconsejar a nuestro hijo adolescente sobre los riesgos del alcohol y llegamos con copas en exceso al hogar, estamos negando la validez de nuestros dichos.

Julio César fue muy brillante en muchas áreas de su vida: administrador, estadista, militar, etc., pero también tenía muchas ambiciones y carecía de escrúpulos a la hora de elegir cómo lograr promociones. Por ejemplo se casó por conexiones políticas y se divorció cuando nuevas familias llegaron al poder. Hizo muchas alianzas, pero muchas fueron insinceras. Al final los métodos engañosos de Julio César fueron usados contra él, pues murió acuchillado entre conocidos y “amigos.”

Quizás si Julio César hubiera sido auténtico, sincero, toda su vida, hubiera podido sentirse ultrajado por la traición de que fue objeto. El ir por la vida con una máscara tiene el inconveniente de que la gente se relaciona con la máscara y desconoce a la persona que la porta. Cuando no somos sinceros, es lo que ocurre: nos quedamos en soledad o peor aún, somos traicionados, porque la gente a nuestro alrededor jamás se relacionó con nuestro verdadero yo.

Tal vez no tengamos la respuesta a todas las interrogantes, a todos los conflictos, a todos los problemas, pero como bien lo expresa Eliú, el amigo de Job, debemos ser siempre sinceros: Mis razones declararán la rectitud de mi corazón, y lo que saben mis labios, lo hablarán con sinceridad (Job 33:3)

Sinceridad, a final de cuentas, es revelar con palabras y obras lo que hay en el corazón.