Lo que dice la Biblia:
Moisés y Aarón fueron a ver al faraón y cumplieron las
órdenes del Señor. Aarón arrojó su vara al
suelo ante el faraón y sus funcionarios, y la vara se convirtió en serpiente. Pero el faraón llamó a los sabios y hechiceros y, mediante
sus artes secretas, también los magos egipcios hicieron lo mismo: Cada uno de ellos arrojó su vara al suelo, y cada vara se
convirtió en una serpiente. Sin embargo, la vara de Aarón se tragó las varas de
todos ellos (Éxodo
7:8-12).
Seguramente
recuerda el contexto de la cita. Moisés estaba tratando de convencer al faraón
para que dejara ir a los israelitas. El faraón se oponía. Hay quienes perciben
esta escena como una de confrontación entre los magos egipcios y el Dios de
Israel. Sabemos quién lleva las de ganar, pero es interesante ver la capacidad
de los hechiceros de imitar las hazañas de Dios.
De entrada,
aquí hay una enseñanza importante: debemos tener cuidado de no impresionarnos
con todo lo sobrenatural. Un milagro puede ser obra de Dios, pero también puede
serlo de imitadores opuestos a Dios con un motivo desconocido: minimizar a
Dios, impresionar a inocentes, atraer adeptos, etc. ¡Cuidado! El milagro, para
ser de Dios, debe estar acorde a Su Palabra, debe provenir de un hombre de Dios
probado y debe servir un propósito divino de fe en el Señor.
En la historia
se habla de serpientes, quizá por ser un animal impresionante y que provoca
respeto y temor su cercanía. Sin duda, podemos entender de esta narración que
las serpientes representan milagros. Por ejemplo: Juanito escucha a un
predicador y finalmente entiende el significado del Evangelio y entrega su vida
a Cristo. Esto es, la vara de Aarón se convierte en serpiente. Pero luego
aparecen las varas de los hechiceros. La gente alrededor de Juanito empieza a
presionarlo: “Esto no es lo que te enseñaron tus padres,” “Estás rompiendo con
la familia,” “Te van a prohibir beber, fumar, divertirte, ¿quién dice que eso
es malo? No les creas.” Son las varas de los hechiceros convirtiéndose en
serpientes, cuestionando la obra de Dios.
No nos
quedemos ahí y veamos el final de la cita: Sin
embargo, la vara de Aarón se tragó las varas de todos ellos. Al final la fe
y el amor de Jesucristo triunfan. No es una competencia. Jesús triunfó para
siempre y es a él a quien hay que escuchar.
2 comentarios:
Amen hermosa palabra.
Esto es eisegesis
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