miércoles, septiembre 05, 2018

Examinar, Escudriñar

Estos eran de sentimientos más nobles que los de Tesalónica, de modo que recibieron el mensaje con toda avidez y todos los días examinaban las Escrituras para ver si era verdad lo que se les anunciaba (Hechos 17:11).

Recordemos el contexto de este versículo. En su segundo viaje misionero, Pablo, acompañado en esta ocasión de Silas, llegó a Tesalónica, una ciudad ubicada en lo que hoy en día es Grecia. Allí predicó en la sinagoga y quedó registrado que muchos judíos y muchos griegos, creyeron en el Evangelio de Jesús. Pero hubo otros que no lo aceptaron (¿dónde hemos escuchado eso?). Y no solamente rechazaron aceptar que Jesús era el Mesías, sino que alborotaron a una turba para que linchara a Pablo y Silas. Afortunadamente estos fueron escondidos por un tal Jasón, quien de noche los envió a Berea.

Lo primero que hay que reconocer es el valor de Pablo y Silas. Se acababan de escapar por un pelito de ser linchados y ¿qué hicieron apenas llegar a Berea? ¡Claro! Entrar a la sinagoga a predicar a Jesús. No sé ustedes, pero yo hubiera tomado unas vacaciones para reponerme de la impresión al salvar el pellejo. No fue una rechifla la que le dieron los de Tesalónica, fue un intento de linchamiento. Si esto no eleva nuestra admiración por Pablo, no sé qué podría hacerlo…

Lo positivo, es que los de Berea eran “más nobles” que los de Tesalónica. Eran “buena onda” pues. Y recibieron el mensaje.

Ahora bien, notemos que dice el versículo: “y todos los días examinaban las Escrituras.” Otra versión dice “escudriñaban” y podemos añadir como sinónimo: “estudiaban.” ¿Cuándo? Todos los días. Lo cual nos debe servir de ejemplo. Quizás usted ya recibió el mensaje, como los de Berea. Ahora hay que escudriñar la Palabra.

Aparte un tiempo, por pequeño que sea cada día (si espera tener libres un par de horas para hacerlo, quizá nunca lo logre) para tomar su Biblia (puede ser la de su celular si tiene el control de voluntad de ignorar los “pings” del WhatsApp y del Facebook), un cuaderno y una pluma. Y ¡a examinar la Palabra! Como los de Berea.

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