No devuelvan mal por mal ni insulto por insulto; más bien,
bendigan, porque para esto fueron llamados, para heredar una bendición (1 Pedro 3:9).
Si usted asiste a la iglesia los domingos,
lo cual parece altamente probable si está leyendo esta reflexión, estará de
acuerdo conmigo que ahí es fácil soltar las bendiciones. Llegamos, saludamos a
otro congregante y decimos: “Dios le bendiga” o “Dios te bendice” dependiendo
del grado de confianza que tengamos. Lo cual es excelente: bendecir con
prodigalidad, efusividad y convencimiento a quien se tomó el tiempo de asistir
a la iglesia. Sígalo haciendo sin dudar.
El problema que tenemos es en nuestro día
a día. Sobre todo, cuando tenemos conflictos con algunas personas, cuando tenemos
incidentes de tránsito, cuando las mascotas ajenas nos visitan y se portan mal,
cuando un superior en el trabajo abusa, cuando contratamos a alguien que tira
la flojera o nos da un pésimo servicio, cuando un familiar se aprovecha de
nuestro carácter cristiano, y un largo etcétera. En pocas palabras, como dice
la cita bíblica, cuando nos dan mal o nos insultan con hechos o palabras. En
esos casos, bendecir es lo más alejado de nuestras mentes y voluntad.
Nuestro instinto clama por venganza,
enojo, rabia y por contestar, aumentados, los insultos y el mal accionar. Así
es la naturaleza humana. Y sin embargo…
Pedro dice que debemos bendecir. No como
repetición de dientes para afuera, sino porque es NUESTRO LLAMADO. Nuestro
trabajo, labor, o misión como cristianos. Como si Dios nos hubiera contratado y
al describirnos el puesto dijera: “Ok. Desde hoy trabajan para el reino. Su
primera actividad será: BENDECIR. A todos, en todo momento y en todo lugar.
Bendigan a más no poder. ¿Está claro?”
Y si lo hacemos, el premio está descrito:
heredaremos bendición. Aunque no lo dice con esas palabras la cita, como que
queda entendido que si bendecimos heredamos bendición y si maldecimos, pues
heredaremos… maldición. ¿Qué recibiremos si insultamos, hacemos mal, agredimos,
violentamos, acosamos, etc.? Sin duda adivinó.
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