Bourdain,
de 61 años y quien había confrontado problemas de alcoholismo, decidió
ahorcarse en su habitación conforme se encontraba en la quinta temporada de su
programa, donde recorría el mundo en busca de experiencias gastronómicas
únicas… (excelsior.com).
¿Cómo puede alguien, famoso, con un empleo
fantástico (le pagaban por viajar, conocer culturas, probar platillos de
diferentes países) suicidarse? Es difícil entenderlo, pero ocurre. De hecho,
días antes se había suicidado una famosa diseñadora de modas. ¿Qué pasa por la
mente de un suicida?
Es difícil que seamos capaces de entender
cada caso individual. No nos toca juzgar, criticar o reprender. Cada persona
tiene su propio andar por esta vida. Razones que dan los especialistas varían:
tristeza, depresión, soledad, alcoholismo, drogadicción, remordimientos,
conflictos interpersonales, se suman a las que comúnmente ofrecen los
religiosos: pecado y separación de Dios.
Sin duda existen beneficios en decretar un
diagnóstico para cada caso, tan solo por mostrar a la persona que está
sufriendo que nos importa su situación. Hay que escuchar y atender, pero es
vital mostrar que más allá del interés humano y las soluciones humanas, está
Dios. Que la respuesta está en Cristo.
Por supuesto no basta con mencionar su
nombre. La persona con suicidio en mente, o no cree en Dios, o está
desilusionado de Él, o está cansado de buscarlo a su manera. Cualquiera que sea
el caso, quizá no sea receptivo y va a requerir devoción, resolución y
paciencia presentarle el Evangelio. Si alguien le hubiera hablado así de
Cristo al Chef Bourdain…
Quizá no haya un Chef en depresión cerca
de nosotros, pero si la tasa de suicidios que va en aumento es correcta, hay
alguien cercano a quien debemos presentar pronto y más de una vez, las buenas
nuevas.
¡Qué
hermoso es recibir al mensajero que trae buenas nuevas!
(Romanos 10:15b).
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