Digan a los de corazón temeroso: “Sean fuertes, no tengan miedo. Su Dios vendrá, vendrá con venganza; con retribución divina vendrá a salvarlos” (Isaías 35:4).
¿Quiénes son
los de corazón temeroso? En mayor o menor medida, todos lo somos. Todos
padecemos cierto estrés o ansiedad porque no tenemos claro el futuro. En
ocasiones, es incluso justificado el sentir temor. Por ejemplo: Los gastos del
mes/quincena/semana son superiores a los ingresos y no tenemos idea de cómo
vamos a estirar el dinero hasta el siguiente cheque/depósito. Quizás los gastos
se equiparan con los ingresos, pero de repente, alguien de la familia se
enferma, o se le rompió el calzado, o requiere material para la escuela. O
sentimos un pequeño dolor en nuestro cuerpo que nos espanta. O el director de la
empresa donde trabajamos da un discurso acerca de que se iniciará una serie de
ahorros para enfrentar la crisis económica y tememos por nuestro empleo, etc.
Sin duda es inevitable y justificado sentir temor.
También hay
casos donde el temor es injustificado: nuestros hijos se retrasan una hora en
el regreso a casa y dejamos vagar la imaginación pensando que tuvieron un
accidente, o que fueron asaltados. Nuestra pareja cambia la rutina e imaginamos
una ruptura o nos llenamos de celos. Quizás usted recuerde un caso donde pasó
horas imaginando lo peor, hasta que todo volvió a la normalidad y respiró
aliviado dándose cuenta que su paranoia había sido de a gratis.
Entonces,
justificada o injustificadamente, todos hemos tenido nuestros momentos de
corazón temeroso. Y estamos llenos de estudios que hablan de que el estrés reduce la expectativa de vida. La cita de Isaías 35:4, es para esos momentos. Y
la podemos completar con la cita de Lucas 12:22-23:
Lo que dice la Biblia:
Dijo luego a sus discípulos: Por tanto, os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué comeréis; ni por el cuerpo, qué vestiréis. La vida es más que la comida, y el cuerpo que el vestido.
Dijo luego a sus discípulos: Por tanto, os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué comeréis; ni por el cuerpo, qué vestiréis. La vida es más que la comida, y el cuerpo que el vestido.
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